Dos caras del mismo naipe
Si más tempestuosa y alucinada – pero al igual que Eugene Onegin (1879) – La dama de piques (1890), revela al mejor Tchaicovsky, el más personal y genuino. Son su espejo las obras de Pushkin en… Sigue leyendo
Si más tempestuosa y alucinada – pero al igual que Eugene Onegin (1879) – La dama de piques (1890), revela al mejor Tchaicovsky, el más personal y genuino. Son su espejo las obras de Pushkin en… Sigue leyendo