Milagro en Berlin

Donde terminan La mujer sin sombra (1919) de Richard Strauss y Turandot (1926) de Puccini, alli donde Viena se desvanece y empieza a insinuarse el Hollywood sonoro nace El milagro de Heliane. Cómo es posible que esta ópera con semejantes hermanas contemporáneas no esté firmemente asentada en el repertorio? Acaso fueron sus monumentales requerimientos escénicos y musicales o una conjunción de simple y llana mala suerte? Lo fue para su autor Erich Korngold que la consideró su obra maestra.

El primer obstáculo fue su padre, el irascible, ultraconservador crítico Julian Korngold, que hizo todo lo posible por hundirla junto su odiada Jonny spielt auf de Ernst Krenek, estrenada triunfalmente en Leipzig meses antes. El acérrimo crítico del diario austríaco dividió al mundo lírico frente a estas dos óperas pero Heliane tuvo su estreno en Hamburgo el 7 de octubre de 1927 seguido por el vienés con Lotte Lehmann (reemplazando a la proyectada Maria Jeritza para quien Korngold compuso el papel y que ya no regresaría de América) alcanzando un total de veintisiete representaciones seguido por estrenos en nueve ciudades alemanas hasta llegar a Berlin de la mano de Bruno Walter. Exito de público, vilipendiada por los críticos que la tildaron de anticuada el tiro de gracia lo dieron los nazis al eliminar a Korngold del repertorio en 1933, mientras el compositor emigraba a Hollywood invitado por Max Reinhardt para convertirse en padre de la música cinematográfica junto a su compatriota Max Steiner y morir en Los Angeles en 1957 con tan sólo 60 años; de hecho, Das Wunder der Heliane fue la última de sus óperas que vio escenificada en Europa.

Lo cierto es que con su carga surrealista y oriental, Heliane llegó tarde para una época que deliraba con la parquedad del objetivismo; su romanticismo tardío no cuajaba con las nuevas corrientes sumado a un complicado libreto y costosa producción que acabaron por sumirla en el olvido. Reapareció en 1970 y gracias al señero registro completo de 1992 producido por Michael Haas para su Serie Música Degenerada en DECCA con Nicolai Gedda y Anna Tomowa Sintow. En el siglo XXI, en concierto, en Viena y después de noventa años regresando a Berlin en esta antológica puesta en la Deutsche Oper donde se origina el DVD.

En su embriagante trama orquestal, Korngold teje armonías al límite de la tonalidad conformando un tapiz aún mas sensual que en La ciudad muerta. Hay reminiscencias del Massenet de Esclarmonde y El rey de Lahore, del Debussy del Martirio de San Sebastian, en ese caldo alquímico Korngold trasmuta dimensiones espirituales y seres sin nombre (excepto el angel-femme-fatale Heliane) cumpliendo su cometido: el Regente, el Extranjero, el Mensajero, el Guardian, el significativo Juez Ciego, seis jueces y ángeles.

Puede que falte magia y exhuberancia visual, pero la inteligencia de la puesta de Christof Loy reside en prescindir de todo elemento fantástico que distraiga de esta música de riqueza apabullante. Asi el director transforma esta leyenda de un emperador incapaz de amar y su consorte brindándose a un ignoto extranjero en una película de los cincuenta, un Hitchcock o mejor, Billy Wilder y su Testigo de cargo con Marlene Dietrich. Todo transcurre en un juzgado, y en este juicio a la humanidad donde el milagro es el poder redentor del amor, esa “Marlene” es Sara Jakubiak, estupenda soprano y actriz capaz de desnudarse como otra Salomé o Lulu, ofreciéndose al Extranjero (el ascendente tenor Brian Jadge) frente al iracundo marido, el notable barítono Josef Wagner. La soprano norteamericana de ascendencia polaca es ideal para el papel sin desmerecer comparaciones con la legendaria Lehmann ni con Renee Fleming que popularizó la bellísima pero imposible aria del segundo acto donde confiesa su encuentro con el Extranjero (“Ich ging zu him”). Suerte de Nodriza straussiana, “El mensajero” está a cargo de la excelente mezzo Okka von der Damerau redondeando los protagónicos. Durante el juicio a Heliane el poderoso coro de la casa exhibe sus bien ganados laureles y la orquesta refleja el absoluto dominio del idioma korngoldiano bajo Marc Albrecht. Una noche de gran ópera servida exquisitamente.

Seguramente vendrán puestas que jueguen mas imaginativamente con las posibilidades escénicas que ofrece Heliane, por ahora esta rigurosa, ascética realización de Loy es su tributo personal para servir a Korngold ciñéndose a mostrar el abanico musical del Wunderkind austríaco del siglo XX. 

*KORNGOLD, DAS WUNDER DER HELIANE, ALBRECHT, NAXOS DVD 2.110584-85