Fauré y un poeta que canta sus poetas
Un recital discográfico que es una joyita de la mano (mejor dicho en la voz) de Marc Mauillon, cantante que hace pocas temporadas deleitó a la audiencia miamense como parte del magnífico equipo Jardin de Voces de William Christie. Tan memorable como su entonces Le doux silence de nos bois de Honoré d’Ambruys es este programa Fauré que sorprende desde todo ángulo y que por su elección y ejecución trepa al tope de la lista de recomendaciones.
Ni tenor ni barítono sino cantante ecléctico aborda ambos registros navegando serenamente en las aguas de la música temprana que acreditan su bien merecida reputación a los que añade la música del siglo XX y selectas apariciones en ópera, espléndido Pelleas. No obstante, este recital exquisita y minuciosamente armado llega como una brisa fresca para iluminar los poetas elegidos por Gabriel Fauré.
Empieza bien, en riguroso orden cronológico desfilan treinta canciones y pasan demasiado rápido gracias a un enfoque liviano y profundo a la vez, poético y sutil, con reminiscencias de salón, donde reina la intimidad. Vocalmente a sus anchas, diríase distendido, Mauillon despista a quiene esperan una aproximación mas opulenta a la manera de los familiares, soberanos Charles Panzera, Gerard Souzay, Nicolai Gedda y Régine Crespin. Si otras voces han sabido plasmar estas melodías con impecable estilo y personalidad – basta nombrar a Victoria de los Angeles, Frederica von Stade, Elly Ameling, Simon Keenlyside, Veronique Gens, Nathalie Stutzmann, Marianne Crebassa, entre otras – Mauillon no pretende equipararse a nadie, sus lecturas con la voz en instancias casi blanca poseen un barniz de espontaneidad y encanto que termina de estampar el mas rotundo sello de aprobación. Asi esta suerte de “chansonnier” saca de la galera a los poetas de Fauré convirtiéndose el mismo en un poeta cantando Fauré.
A diferencia de Debussy que fue internándose en poemas de otros siglos, Fauré acudió a poetas de su tiempo, cuando no Victor Hugo, Baudelaire, Gautier y Verlaine. Si bien no todos son grandes representantes de la lengua francesa, Fauré como Schubert con la alemana sabe redimirlos, al compositor le alcanza la honestidad del poema en cuestión, modesto o pomposo, para vestirlo de trascendencia con su música. Amén de los mencionados, desfilan una decena de nombres bien conocidos con otros hoy ignotos, vale mencionar a Leconte de Lisle, Villiers de l’Isle-Adam, Sully-Prudhomme, Albert Samain, Armand Silvestre, Marc Monnier, Paul de Choudens, Romain Bussine y Marie Closset, única mujer bajo el seudónimo Jean Dominique.
Invalorable colaboradora es la pianista Anne Le Bozec que en exacta sintonía forma equipo ideal con el cantante, respondiendo al milimetro cada inflexión y acento, aportando la misma exquisita, desusada naturalidad. Asi tanto las bien conocidas – Les Roses d’Ispahan, Clair de lune, Apres un reve, En sourdine y un Au bord de l’eau que nada tiene que envidiar a la mejor Crespin – como las rarezas – entre ellas el opus póstumo Serenade du Bourgeois Gentilhomme con texto de Molière -emergen como gemas musicales, simples y emocionantes. Para atesorar.
*FAURE ET SES POÈTES, MAUILLON, LE BOZEC, HARMONIA MUNDI HMM 902636