Ars Longa, ecos antiguos desde la costa próxima
Con bien ganado prestigio en Europa y Latinoamérica, el grupo cubano Ars Longa debutó formalmente en Miami como última escala de su primera gira estadounidense. Vale destacar que el ensamble – previa visita a Milwaukee y Nueva York – se presentó en el Wertheim Hall de FIU gracias al esfuerzo conjunto de la universidad y principalmente de la Miami Bach Society como parte del Tropical Baroque Festival que se lleva a cabo cada año desde hace casi dos décadas. Obligación entonces recordar a su pionera, la desaparecida Kathy Gaubatz, que aportó al ámbito local las visitas ilustres de Jordi Savall y William Christie, entre otros, siendo esta otro eslabón que hermana las diversas fuentes y geografías de la música antigua.
Valió la pena, porque el grupo de música temprana – fundado en 1994 por su actual directora Teresa Paz y Aland López -presentó un espectáculo redondo, impecable en duración y ejecución, con material originalísimo en estas costas que reveló tesoros poco frecuentados de un legado digno de explorar. La conjunción del barroco con la herencia africana en el Caribe coincidió con la Edad de Oro del arte español, el resultado es una amalgama fascinante y caleidoscópica de la que Ars Longa se vale para ilustrar un momento histórico erigiéndose en representante referencial.
Facetas de esta rica herencia colonial pudieron apreciarse en el programa denominado Gulumbá Gulumbé, resonancias de Africa en el Nuevo Mundo donde desfilaron villancicos negros compuestos por músicos españoles y portugueses inspirados por la música de los esclavos. Santiago de Murcia, Gaspar Fernández, Sebastián Durón, Antonio de Saldivar y Felipe de la Madre de Dios fueron sólo cinco de los compositores representados en una velada que incluyó poemas de Sor Juana Inés de la Cruz y Luis Gargallo para una sencilla pero efectiva recreación de época donde no faltó la encantadora invitación al baile a miembros de la audiencia.
Los dieciséis miembros del grupo provistos de viola da gamba, flautas dulces, chirimías, sacabuche, maracas, bajón, guitarra barroca, órgano y otros instrumentos y donde dos sopranos, mezzo, contratenor, tenor y barítono llevaron la voz cantante plasmaron una presentación desacartonada en la que no faltó la insinuación a la salsa y el mambo. Prevalecieron los colores caribeños, fueron sal y pimienta para una armoniosa celebración de vida sin opresores ni oprimidos, una fiesta litúrgica curiosa en sus dialectos, ritmos vernáculos y miniaturas musicales con lejanos aires de Bach y Scarlatti encarnados en villancicos y sus vivaces estribillos y coplas donde asomaron, a veces tímidos otros no tanto, la influencia de la cantata y el motete europeo.
Tanto en su renglón formal como coloquial, Ars Longa mantuvo elegancia y desenfado con admirable balance, sólo conspiró contra el resultado total la vastedad del hall donde en instancias las voces no terminaron de proyectarse correctamente. De haberse llevado a cabo en un ámbito mas íntimo la fiesta hubiese sido completa. La próxima vez será, y que sea pronto.
El festival prosigue este viernes 3 con Acronym (sonata y cantatas de Johann Rosenmüller) y finaliza el domingo 5 con la Venice Baroque Orchestra en un programa Corelli, Galuppi y Vivaldi que incluye Las cuatro estaciones.
Para información MIAMI BACH SOCIETY.