Kullervo, formidable versión de Osmo Vänskä & MO

Osmo 

Saga terrorífica esta colosal obra temprana de Sibelius que vale la pena descubrir y redescubrir. Si Kullervo es moneda común para los finlandeses, al resto del planeta le queda la tarea de popularizarla como merece. Ni dejos del Barba Azul de Bartok, ni de la primera parte de Gurrelieder de Schoenberg, ni sus toques de Janacek, Dvorak, Mahler, de su admirado Bruckner o del omnipresente Wagner, sino quizá todos juntos en este glorioso producto típico del fin de siglo XIX teñido con los albores del nuevo. Oscura, imponente, críptica e impactante, especialmente si se cuenta con una versión como ésta liderada por el ya ilustre Osmo Vänskä y “su” Orquesta de Minnesota cuya visita a Miami hace dos meses dejó claro por qué hoy son un referente en Sibelius. Asimismo vale recordar que el maestro, afortunadamente habitual visitante de la New World Symphony, acaba de dirigir una memorable versión de la Primera Sinfonía de su compatriota.

Kullervo es algo más que una gigantesca sinfonía, también requiere un coro masculino y dos solistas notables capaces de brindar una lectura fluida e idiomática. La pieza ha tenido mucha suerte en el estudio de grabación, de hecho el consenso crítico ha sido laudatorio con casi todas,  desde la pionera de Paavo Berglund en 1970 seguida por Segerstam, Colin Davis, Salonen, Saraste, Rasilianen, Jarvi (padre e hijo), Robert Spano y la primera de Vänskä con la Orquesta de Lahti. Esta segunda del director se impone levemente sobre las demás, las razones son una óptima grabación y una orquesta incandescente respondiendo a su líder mas el concurso de voces notables.

Basada en el personaje del Kalevala – la epopeya nacional finesa por excelencia y cantar de los cantares nórdico- cuyo trágico destino no está demasiado lejos de Siegmund y Sieglinde  (ya que en su incesante vagar, el pastor huérfano Kullervo se enamora y rapta a una doncella que resulta ser su hermana de la que fue separado al nacer para luego suicidarse), Sibelius que la conocía desde niño, la inició avivando su nostalgia por la patria mientras estudiaba en Viena y Berlin. El cuento antes había inspirado a Filip von Schantz y a Rolbert Kajanus y luego a su discípulo Leevi Madetoja que compondría el poema tonal homónimo y en 1988 sería tambien tema de la ópera de Aulis Sallinen. Pero el Kullervo de Sibelius marca el despegue del compositor, preocupado por demostrar a sus futuros suegros no solo la solidez de su talento sino convencerlos de ser un buen partido para su hija Aino. Lo logró, Jean logró casarse con Aino Järnefelt apenas meses después del estreno el 28 de abril de 1892, vivieron juntos sesenta y cinco años. La premiere fue un éxito interpretándose cuatro veces más, luego, el compositor la retiró para revisar el cuarto movimiento y al no querer que se publicara, Kullervo se eclipsó hasta su muerte. Tuvo que pasar mas de medio siglo para que fuese interpretada integramente y si hasta entonces cada una de sus cinco partes solían ejecutarse aisladas, la versión completa deja un impacto indeleble.

Según los críticos de la época, en Kullervo la música finlandesa por fin adquiere un ansiado carácter nacional y deja de ser excesivamente germánica. El lenguaje musical de Sibelius se aprecia en la vertiente coral – narrativa – y puramente sinfónica – abstracta – es un discurso personal y unico. La saga del héroe desfila en capítulos, niñez, juventud, los hermanos, la guerra y su muerte en manos de Vänska y su orquesta emergen torrenciales, urgentes, vastos, cubriendo cada faceta con soberbia naturalidad y una ferocidad e intensidad apabullantes. En el tercer y quinto movimiento la participación del célebre coro masculino YL es simple y llanamente sensacional, la sonoridad monolítica de los finlandeses es única al que se unen dos solistas de excepción – la veterana mezzo Lilli Paasikivi y el joven barítono Tommi Hakala – que no hacen envidiar a ilustres colegas de otras grabaciones (léase Isokoski, Mattila, Hynninen, Mattei). Los bronces esmaltados y cuerdas sedosas confirman la impresión causada en Miami, de un lustre y espectro sonoro asombroso gracias a un Vänskä que está como pez en el agua.

Completa la grabación la obra Migrations, comisión de la orquesta a Olli Kortekangas, discípulo de Rautavaara, en conmemoración a la inmigración finesa a Estados Unidos hace 150 años establecida principalmente en Minnesota. En siete secciones para orquesta, coro y mezzosoprano es una continuación notable, un complemento ideal que muestra la evolución de la música finlandesa, lejana y a la vez muy cerca de «papá» Sibelius, siempre imbuída del espíritu nacional. Cierra la edición una exultante versión coral de Finlandia por las voces masculinas del YL coronada por una ovación que recién entonces alerta que toda la grabación ha sido en vivo. Una obra para conocer en la version que merece.

*SIBELIUS: 
Kullervo, Op. 7 (1892), KORTEKANGAS:
 Migrations (2014), Vänskä 
BIS BIS-9048 SACD