Un Orfeo que calmaría al Vesubio
En su lenta ascensión al paraíso musical, el pobre Orfeo y la impaciente Euridice han tenido que pasar por diversos purgatorios evidenciados en las diferentes versiones que Christoph Willibald Glück tuvo que arreglar, adaptar, cortar para satisfacer el gusto y posibilidades de cada teatro y respectiva audiencia. En lo que aparenta un estreno mundial discográfico, llega la versión napolitana de 1774 que deriva de la presentada en Parma en 1769 y que acusa diferencias importantes con la original de Viena en 1762. Estrenada por el castrado Guadagni, el compositor adaptó la tesitura y línea melódica para el castrado sopranista Vito Giuseppe Millico apodado El Moscovita en Parma, versión del presente registro protagonizado por Philippe Jaroussky. Esta versión se suma a la que ese mismo año se estrenará en Paris y que finalmente Berlioz, uniendo Viena y París, modificará en 1859 para la Viardot.
La presente antecede en sólo meses a la primera de Paris siendo estrenada en el Teatro de la Corte de Nápoles (conste que posteriormente llegará al gran Teatro San Carlo napolitano con la inclusión de cinco nuevos personajes) y en siete escenas en lugar de los tres actos vieneses. Además, las arias de Eurídice – que se ve claramente favorecida – se vieron sustituidas por las compuestas por el aristócrata Diego Naselli bajo el pseudónimo Egidio Lasnel siendo el duo mas extenso que el original de Glück.
El resultado es una edición más concisa y fluida que lleva naturalmente hacia el desenlace dramático. La línea de canto se aviene perfectamente a Jaroussky, obvio motivo de la grabación, encarnando un Orfeo que en principio es un gusto adquirido pero que con más audiciones puede volverse el favorito en la vasta discografía para su registro. Si menos dramática que otras, su voz asopranada mantiene la luminosidad característica y pureza proverbial. No obstante, es en la angelical exquisitez del fraseo donde el francés literalmente “amansa” y cautiva al oyente convirtiendo a Che puro ciel y sobre todo Che faró senza Euridice en los dos momentos cumbres de la grabación. Tampoco debe olvidarse la claridad en los recitativos y su siempre destacadísima musicalidad. Menos efectivo resulta su paso por el Hades enfrentando a las Furias donde se echa de menos mayor peso en los graves. No importa, su canto podría amansar tanto a Nápoles como al mismísimo Vesubio.
Al mismo nivel, y no cabe mayor elogio, contrastando como debe, la Euridice de Amanda Forsythe denota formidable presencia dramática y musicalidad, destacándose en su flamante aria Senza un addio? Tu suspiri, ti confondi. Un trabajo espléndido al que se suma el Amor de la joven húngara Ermoke Baráth, cristalina e impecable, no la soubrette de rigor sino una lírica con mas cuerpo y a la vez, desenfado. Otra voz para seguir de cerca.
Diego Fasolis e I Barocchisti redondean excepcionalmente la entrega aportando un enfoque liviano, transparente, virtuoso, de dulzura extrema nunca almibarada, equiparándose y balanceando admirablemente a los cantantes. Violines, vientos, el arpa de Masako Art y los clavecinistas Roberto Loreggian y Andrea Marchiol amén del uso del laúd en el gran aria son otros detalles dignos de mención.
Simplificada la orquestación y los recitativos, practicamente sin el ballet acostumbrado, se está frente a una versión sobresaliente, menos dramática y mas festiva aunque sin perder el heroísmo requerido y con un Che faró… que corona la edición como pocos. Recuérdese que el año pasado Jaroussky entregó un recital con arias de ópera sobre Orfeo por Sartori, Monteverdi y Rossi (La Storia di Orfeo, Erato 9029585190).
En síntesis una adición ideal – y en un solo compacto – a la discografía de la ópera, digno pendant de la de 1762 dirigida por Rene Jacobs en HMundi con Bernarda Fink y la de 1859 por Gardiner con Anne Sofie von Otter.
GLUCK, ORFEO ED EURIDICE, FASOLIS, ERATO 0190295660239