Imperdible Requiem por Riccardo Muti
Pocas obras tanto y tan bien grabadas como el Requiem de Verdi. Excelentes registros en estudio o en vivo se cuentan por decenas con un grupo privilegiado entre los de referencia obligatoria, léase Toscanini, Reiner, Barbirolli, Giulini, De Sabata, Karajan, Markevich, Fricsay, Pappano, Janssons, Davis, Abbado y Muti, con el agravante que casi todos los mencionados lo grabaron varias veces.
En medio de tanta oferta llega uno especialísimo que trepa a la lista de recomendados y que es un regalo de cumpleaños de la Radio Bávara a Riccardo Muti por sus ochenta vitales primaveras. Entre 1979 y 2010, el director napolitano lo ha grabado al menos seis veces pero este material de archivo trae una impresionante lectura tomada en vivo el 8 de octubre de 1981 en la Herkulessaal muniquesa con un Muti de cuarenta vigorosos años.
Desde ya, obra que no tiene secretos para el maestro quien sabe conjugar la teatralidad imponente con la vertiente sacra de la ofrenda verdiana como pocos o ninguno. Espectacularidad y espiritualidad en ideal balance. Muti lo cincela, lo plasma, en instancias se arrebata, amplio y urgente en todo momento es una explosión de vida radiante frente al enigma de la muerte. Una noche excepcional con el coro de la Radio de Baviera que deslumbra en claroscuros de fervor y terror, realmente impactante en el Tuba Mirum con las trompetas desde la galería de la sala, a punto de robarle protagonismo a los solistas y a la orquesta de la Bayerische Rundfunk, una de las mejores del mundo y para muchos la segunda – o en pendant con Dresden – de Alemania después de la filarmónica berlinesa.
El cuarteto vocal está integrado por José Carreras, aún en forma mas allá de algún vibrato amplio, Evgeny Nesterensko, el gran Boris de su época, que aporta un Mors stupebit y Confutatis de antología. Por su parte, Agnes Baltsa brinda su conocida intensidad y una cualidad carnosa que empalma de maravilla en el Recordare con la soprano, auténtica sorpresa del registro, una Jessye Norman de 35 años en absoluta plenitud (conste que ya había cantado la parte en 1972 bajo Colin Davis en los BBC Proms). Sorpresa porque sin ser una verdiana nata su participación en la obra del compositor se cuenta con los dedos de una mano, Il Corsaro, Un giorno di regno, pocas Aida y un posterior Requiem con Abbado en calidad de mezzo en Edimburgo. Norman se impone con una interpretación atípica a la vez fascinante por momentos en literal estado de gracia, con una fuerza torrencial y terciopelo tímbrico. Mas soprano falcon que spinto, no se la siente tensa en los agudos resolviendo cada desafío con talento e imaginación. Hay frases y momentos que definen esta versión y el soberbio final del Hostias es testimonio asi como la frase última Libera me, Domine, de morte æterna, in die illa tremenda, con la solemnidad doliente del mejor spiritual. Inolvidable.
Los cuatro artistas poseen timbres distintivos que Muti aprovecha como si fuese un pintor, los mezcla, los empasta sin que pierdan color individual. Esta virtud se aprecia especialmente en el Offertorio, una catedral sonora con tintes operísticos.
En suma, un regalo a Muti – y a las audiencias – y tributo a Norman, conforman este Requiem en vivo para atesorar.
*VERDI, MISA DE REQUIEM, MUTI, BR KLASSIK 900199
