Cuatro veces «Flicka»

 

Como la señora de Rocher, madre del condenado en Dead Man Walking de Jake Heggie, desde la Ópera de Houston ha dicho adiós al escenario una de las criaturas mas admiradas y queridas de la lírica : Frederica von Stade ó simplemente “Flicka” para su familia y su otra familia, la musical. Aprovechando ésta oportunidad el sello SONY reedita cuatro clásicos del catálogo CBS (con su portada original) testimoniando entre otras cosas, la presentación discográfica “oficial” de la mezzo hace casi cuatro décadas.

Junto a la soprano Judith Blegen – cuando eran la flor y nata de la nueva camada de cantantes emergidas de Curtis y Mannes – se luce en dos dúos de Schumann, seis de Brahms y canciones de Saint-Saëns, Scarlatti, Schubert, una espléndida Chanson Perpetuelle de Chausson y un adelanto (en arreglo para piano y violín del propio Mozart) de Non so piu del que sería el incomparable Cherubino de su generación. Excelente el aporte de Charles Wadsworth en el piano y clavecín e Ida Kavafian y Gerard Schwarz destacándose en el ensamble, en un ámbito ligeramente reverberante que sin embargo, capta la intimidad del género (SONY 78514)

Asimismo recomendable es el recital donde acompañada por Martin Katz canta Purcell, Dowland, Liszt, Debussy y Canteloube, todos compositores que frecuentará a través de su dilatada carrera. Como bis,  Jenny Rebecca de Carol Hall a propósito de su hija que lleva el mismo nombre (SONY 78516)

La tercera entrega la muestra en un compendio de arias italianas bajo la dirección de Mario Bernardi, donde se destaca el Torna, torna del Ulises de Claudio Monteverdi y el Ombra Fedele de Idaspe de Ricardo Broschi sin pasar por alto un souvenir de la Musetta de Leoncavallo, la «otra» Bohème (SONY 78518)

En Mahler, su impostación vienesa  tan ideal en Mozart se aviene igualmente al compositor bohemio. Muy bien secundada por la filarmónica londinense bajo Andrew Davis, las dos “cancioncitas” de  El cuerno mágico de la juventud, vertidas con un aire pastoral e inocentona picardía dignas de la mejor Mariandel del Rosenkavalier straussiano, por sí solas valen el CD. Con envidiable naturalidad y al vaivén del ländler, la discípula de Sebastian Engelberg encarna las Lieder eines fahrenden Gesellen mientras las Rückert Lieder conducen, inevitablemente, hacia un sublime  Ich bin der Welt abhanden gekommen. En su lectura, la luminosidad reemplaza la angustia, así como parece encarnar al niño de la Cuarta Sinfonía en la pregunta sin respuesta del Um Mitternacht. Con la altísima calidad de intérpretes mahlerianos de hoy se tiende a olvidar quienes cimentaron la senda y la joven von Stade, modelo de contención y expresividad, fue en más de una instancia, ideal (SONY 78517)

Se sucederán años de trayectoria ejemplar signada por un instrumento de timbre inconfundible avalado por una presencia escénica irresistible. La más aristocrática de  las cantantes americanas ya no es la “nena” que su apodo significa, pero lo será siempre en estas bienvenidas grabaciones tempranas ☼

Sebastian Spreng©