Natalie Dessay canta Michel Legrand
A los 47 años Natalie Dessay ha colgado los hábitos de la ópera, al menos por ahora. En el armario descansan los trajes de Violetta, Amina, Lakmé, Manon, Olympia, Lucia y las demás. Decisión difícil, dolorosa, inevitable para la mas notable cantante de ópera francesa desde Régine Crespin. Pero la intérprete no se rinde ni baja los brazos, inclaudicable encara el asunto con optimismo y su típica combinación de encanto e intrepidez. Mas allá de la polémica que suele rodearla, es un caso único, una soprano coloratura en la tradición canario gálica de Lily Pons, Mado Robin y Mady Mesplé con la capacidad de investir a sus personajes de una rara profundidad que excede toda hazaña vocal. Es una actriz de raza.
Quien escribe la vió en vivo sólo una vez – su primera Traviata, en Santa Fe – y toda duda y reparo posibles fueron barridos de plano al minuto que apareció en el escenario. Su carisma e inteligencia reverdeció la definición de Noel Coward sobre Yvonne Printemps (a quien Dessay podría evocar en algún renglón incluso el físico) “En escena aniquila la capacidad crítica”. Frágil, desvalida, provocadora e irreverente, Dessay es un “animal escénico” de extremas tesituras y esa cualidad un tanto amansada (y con micrófono en mano) es el arma principal de su nueva aventura.
Aventura que quizás empezó hace cuatro años gracias a un encuentro informal con el legendario Michel Legrand, ídolo de su niñez y adolescencia, y que ahora se cristaliza en salvavidas artístico para un álbum donde concentra lógica dedicación y fervor. Es un homenaje al compositor y una recapitulación con tintes autobiográficos que promociona la gira que ambos llevan a cabo, que empezó en las provincias, prosigue en París y Londres y que finalizará en Canadá el marzo próximo.
En disco, el resultado es mixto. El problema reside en la selección temática, hay canciones que no se sostienen fuera del contexto para las que fueron creadas, mientras otras son en exceso edulcoradas (Verano del 42, entre otras). No obstante, la astutísima Dessay quita el azúcar hasta donde puede, reemplazándolo con ternura, sagacidad, ironía y una dulzura que sabe huir del almíbar.
Curiosamente, las canciones que mejor funcionan son las que le exigen menor despliegue vocal y no debido a limitaciones vocales sino por cómo dice y saborea cada texto y además, con un francés impagable. La voz facetada, con un dejo de opacidad y acidez, en otras con la característica nasalidad del idioma, obra maravillas. Dessay añade un tinte nostálgico, perezoso y taciturno que redondea el producto. Adorable.
Gana su condición de actriz nata cuando revive los personajes de Jacques Demy con autenticidad digna de las protagonistas originales, llámense Danielle Licari, Anne Germain, Claude Parent o Christiane Legrand que doblaron a Catherine Deneuve y su malograda hermana Francoise Dorléac en Los paraguas de Cherburgo, Piel de asno y Las señoritas de Rochefort, la mejor partitura de las tres. De hecho, las dos que se llevan las palmas pertenecen a Piel de asno, la Recette pour un cake d’amour y especialmente el Conseils de la fée des lilas, con su aire pastoral casi barroco; son dos joyitas como también es La chanson de Delphine, magnífica en intención que inicia un recital que promete mas de lo que en definitiva da. En el dúo de Los paraguas la acompaña su marido, el excelente Laurent Naouri y en Rochefort, Patricia Petibon como una de las “Jumelles”. De haberse concentrado sólo en estos tres el compacto hubiese sido un éxito completo.
El resto incluye dos emotivos duetos con el octogenario compositor, La valse des lilas y Les moulins de mon coeur, con variable resultado, definitivamente anecdótico cuando no, histórico. Menos convincentes son las canciones de Claude Nougaro y las en inglés aunque en Papa can you hear me? Natalie podría darle alguna lección en sutileza expresiva a la mismísima Barbra. El sencillo acompañamiento del clásico trío de jazz funciona adecuado pero en ocasiones se echa de menos la orquestación de la época.
Un delicioso souvenir de los sixties en un álbum donde Dessay supera de lejos otros intentos de divas como Kiri Te Kanawa o Jessye Norman, gracias a su profunda identificación con el material. Un punto de partida por demás interesante para una artista genuina, singular, mejor dicho, única.
* ENTRE ELLE ET LUI, DESSAY SINGS LEGRAND, ERATO 50999 934148 2