NWS, fervor + paz + música = exitosa idea
Estimula ver una sala de conciertos en Miami repleta de jóvenes entusiastas, es una bienvenida rareza que debe dejar de serlo cuanto antes. Y como hoy, mas que nunca, captar nuevos feligreses-adictos al género clásico implica una hazaña, todo método se justifica por disparatado que parezca.
En este caso, la original receta funciona a pedir de boca: dos conciertos de media hora por un irrisorio, simbólico precio de $ 2.50 – cuesta mas llegar hasta el teatro -, dos programas diferentes y la mayor novedad: una clase de yoga antes o entre conciertos en el SoundScape, el parque adyacente a la New World Symphony. Desde ya, hacer yoga no es obligatorio, es sólo la excusa y condimento extra para que nuevas huestes se sumen a los habitués del teatro, tantos como los que colmaron las instalaciones de la NWS este jueves y viernes.
Pudo suponerse entonces que la programación se ajustaría a lo excesivamente condescendiente. Falso (y a tomar nota). Ni boleros ni caprichos ni valses ni divertimentos, sino piezas conocidas pero no demasiado ejecutadas en estas latitudes de dos magos de la música a cada lado del Atlántico: Leonard Bernstein y Richard Strauss, y valga decir que en el caso del alemán, llega como solitario tributo miamense a su aniversario celebrado en todo el mundo.
Y acorde a la tesitura de la velada, un elenco insolentemente joven integrado por la Academia Orquestal Americana y dos obvias estrellas nacientes, el director Christian Reif y la soprano Julia Bullock.
En el ya tradicional minivideo previo a todo concierto de la NWS se puso en contexto la relación entre respiración y música y a propósito del yoga, sus beneficios al ego del artista. Un nutritivo aporte que definió los dos vectores de la noche. Por un lado la serenidad de esa disciplina, por otro la energía desbordante de la música escogida. Y el balance fue reconfortante.
En ambos mini-conciertos la orquesta exhibió una precisión y pulido dignos de mención, no cabe duda que la respuesta al conductor-fellow Reif es óptima. El director bávaro de 25 años, flamante ganador del 2015 Deutschen Operettenpreis für junge Dirigenten, se movió como pez en el agua no sólo en el Don Juan de su compatriota sino en la selección de Bernstein que contó como solista a Julia Bullock.
La ganadora de la Naumburg Competition se perfila como un valor a seguir muy de cerca, máxime después de su soberbia participación en el West Side Story con Michael Tilson Thomas en San Francisco editado en CD. Se supo que Bullock cantó enferma, y si en Julia de Burgos de Songfest la voz algo fría acusó alguna opacidad, en Somewhere remontó alto hasta erizar a los asistentes. Una profesional con todas las letras. Reif supo secundarla con infinito cuidado. Antes, se había lucido con la vertiginosa Galop de Fancy Free, intrincada, compleja, urbana y con un toque Kurt Weill que el director sacó a relucir brillantemente. Luego las tres danzas de On the Town volvieron a deleitar con el talento del Lenny mas genuino. El pas-de-deux de Lonely Town tuvo la seducción requerida así como el enloquecedor vértigo propio de Times Square 1944.
El segundo mini-concierto fue ocupado por el poema sinfónico que consagró al joven Strauss de 24 años en Weimar hace más de un siglo; ese Don Juan que es casi el retrato del audaz muniqués y que volvería a asomar en Don Quixote y Una vida de héroe, ese Strauss de deslumbrantes alboradas y exquisita intimidad, de tórridos romances, irónico comentario, recapitulación de vida y duelos con la muerte. La lectura de Reif reflejó esa dinámica fervorosa y exacta, opulencia tonal y amplia paleta colorística. Los cuatro cornos al unísono del famoso tema conductor al igual que el oboe ilustraron al Strauss mas virtuoso sumándose la iridiscencia de las cuerdas para una versión que recogió con la elocuencia debida la juvenil energía de la noche.
En suma, lo breve si bueno, dos veces bueno para este experimento que resultó otra vez the best (musical) deal in town. Y aunque obvio, tampoco pudo obviarse el mas rotundo Namaste.