Romanzas Romances

 

Es la soprano mas famosa del momento, se encuentra en el cenit de su fama y en absoluta plenitud de medios; su voz ha crecido, exhibe una rotundez que ni sus detractores pueden objetar y una tersura que contradice al común denominador de las voces eslavas; por el contrario, suena mediterránea en sedosidad y opulencia y hasta evoca nombres como Caballé, Crespin, Arroyo y otras leyendas. Desde aquellas impagables Susanna, Natasha y Ludmila mucha agua ha corrido bajo el puente hasta llegar a sus incursiones verdianas actuales, léase Leonora, Lady Macbeth y Aida que han sorprendido gratamente. En comparación, el tenor en cuestión viene rezagado pero su voz bien vale la ascendente carrera que disfruta.

Talentosa niña mimada de la prensa europea, personaje mediático cuya simpatía aparenta genuina, la suma de tanta bonanza acarrea responsabilidades a tener en cuenta para una figura de tal envergadura. Cuando se está muy alto es fácil marearse, caer duele demasiado y nadie quiere porrazos, suficiente con ver las noticias. Al mismo tiempo, los medios se han ocupado de sus romances y percances como corresponde a toda estrella de su magnitud. Es publicidad que se agradece, así la ópera tendrá su granito de arena en las páginas sociales y mas de uno acudirá al teatro para quedar prendado con un género amenazado por la banalidad e indiferencia reinantes. Todo intento suena válido frente los peligros que acechan a la noble, y sufrida, causa de la buena música.

Por último, tampoco está demás justificar que cualquiera tiene derecho a “tirar una cana al aire” (o está exento de «meter la pata»), puede resultar un ejercicio liberador y en las lides operísticas, tantos fueron los grandes que lo han hecho con mayor o menor efectividad. Claro que como decía Vladimir Horowitz, ateniéndose al sabio consejo de un gran compositor, la premisa capital es hacerlo “siempre con buen gusto”. Imitar al que sabe es también la premisa. Buen gusto que  enseña, seduce, encanta y pone las cosas en su lugar, de ahí que un cantante lírico pueda deleitar con repertorios impensados y salir triunfante, o al menos, indemne.

Valga este extenso prolegómeno amansador para tratar de redimir – o digerir – el álbum  Romanza  pergeñado – no hay otra palabra – por Anna Netrebko y su marido, el tenor Yusif Eyvazov, donde ambos proclaman a viva voz – y en todo su derecho – el amor que los une a través de dieciocho temas compuestos especialmente para la ocasión por su compatriota Igor Krutoy. El inconveniente, mas bien hazaña, para el aficionado es llegar al final de un disco que quedará como un pecadillo digno de olvidar y enterrar lo más rápido posible. No faltará el bien intencionado que trate de redimirlo bajo el rótulo de instant-kitsch, y así todos contentos al no dudarse de la honestidad del intento pero, el camino del infierno está plagado de buenas intenciones. Esta es una oportunidad desaprovechada, esa es la inmensa pena.

Amén – si, amén – de ecos y arreglos en un sopa reverberante sin principio ni fin, la voz lujuriosa de la soprano y el competente metal del consorte se pierden en la lontananza entre supuestos tangos, lluvias de abril, aquel primer instante del amor, fantasías, ángeles, me quiere no me quiere, amores a la rusa y otros disparates que hacen añorar, increíblemente, a Bocelli & Brightman con los que alcanza y sobra. A ese nivel llega este pequeño drama.

Pequeño drama del que cabe preguntarse la razón. ¿Por qué?. Quizás sea un antojo, excusa válida, una promesa o que, con la complacencia de DG, esté destinado a ciertos sectores de su público mas fiel. Pero es un gusto demasiado caro porque no hay necesidad de sumergirse en este empalagoso engendro rosa de dudoso mérito. Y entonces, las excusas no bastan. 

Los medios se limitarán a hacer la vista gorda mientras algún desaforado ensalzará la supuesta versatilidad de la pareja cantora pero, en este planeta patas arriba y por mas antipático que resulte es tarea del escribidor decepcionado comentar el desatino para que, en lo posible, no se repita. En última instancia, seguramente Romanza quedará como una aventurilla y aquí no ha pasado nada…

*ROMANZA- DG 00289 479 8110

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