Un barítono americano y su experiencia alemana
Ya no es el barítono principiante del Young Artist Program de Florida Grand Opera. Jonathan Michie regresa a Miami como un cantante completo. Tiene treintaycuatro años pero aún parece dieciocho, es decir, los mismos dieciocho que parecía tener cuando a los veintiocho cantó Papageno de La flauta mágica en FGO junto a la Pamina de Lisette Oropesa. Entonces acababa de aterrizar en Leipzig para una aventura de la que no se arrepiente. Hoy de regreso a FGO como artista invitado encara su primer Conde en Las bodas de Fígaro. Mozart es su carta ganadora, lo ha sido en Miami, lo es en la ciudad sajona donde hace siete años forma parte del ensamble de la casa de ópera alemana. Allí reparte su tiempo abordando todo tipo de personajes, consolidándose sin sobresaltos, mucho trabajo y no poco deleite. Entre ensayos, Jonathan cuenta entusiasmado su experiencia, no deja de sorprender su bien plantado «sentido común», hoy tan poco común. Con los pies en la tierra, no se lo siente ávido por fama y fortuna, le interesa perfeccionarse . “Si la fama llega será bienvenida pero en este momento me resulta irrelevante” afirma con desarmante candidez “sólo me interesa cultivar una carrera sólida y larga”.
“Llegué a Leipzig planeando estar dos o tres años a lo sumo, tener una “experiencia europea” y regresar. Los primeros dos fueron un arduo ejercicio de supervivencia, otro mundo y para colmo con un alemán básico “de ópera”. Ahora, Marian (su esposa, la soprano cubanoamericana Marian Lobaina) y yo estamos encantados con la calidad de vida, con la oferta cultural y porque ser músico es considerado una profesión “normal” integrada a la sociedad. Acostumbrado a la reacción extrema en otras partes, quiero decir, desde ser una especie de dios a la clásica pregunta “Cantas.. pero cómo te ganas la vida?”, definitivamente es muy reconfortante sentirse “persona”.
«Tengo el beneficio de vivir en una ciudad donde camino a todas partes, llevo un estilo de vida mas sano, tanto cercano a la gente. La asimilación a otra cultura me ha resultado fascinante, descubrir que otras cosas también son normales y que en última instancia uno no pertenece a ningún lugar. Es muy probable que Leipzig nunca será “mi hogar” del todo pero puedo imaginarme un largo tiempo mas allí…-(vale recordar que otros cantantes americanos como Helen Donath, Donald Grobe, Barry McDaniel, Helene Schneiderman o la aragonesa Pilar Lorengar nunca se fueron)- y si el pan alemán es nutritivo debo decir que, acostumbrado a Miami, extraño el pan cubano…»
«Estoy en mi séptima temporada como miembro estable y las ventajas para un cantante de mi edad son excepcionales, la seguridad de un salario con todos los beneficios me permite relajarme y dedicarme por completo al canto. Si en un sentido soy un empleado más, como un policía o un cartero, soy asimismo una persona. Pertenecer al ensamble me ofrece experimentar nuevos personajes o pulir los aprendidos, a no tener miedo, a crecer, a emerger flexible para todo desafío escénico. Desde puestas tradicionales al regie theater, acabo de hacer Fanciulla del West ubicada en el presente y una Boheme minimalista que funciona muy bien. Es difícil encontrar esa libertad en otras partes y con la Orquesta del Gewandhaus en el foso es todo un lujo.»
«Desventajas?. La principal es el peligro de quedarse varado en un lugar, atrapado en ese sistema, sentirse demasiado cómodo. Hay que mantener las metas claras y la percepción atenta. Debo decir que se me permiten varias “excursiones” para cantar como invitado en otros teatros, como ahora en Miami y este verano en Roma para Billy Budd con James Conlon y luego Chicago para The Life and Death(s) of Alan Turing, una nueva ópera de Justin Chen. Se tiene la perecpción errada que no hay más espíritu de ensamble, yo lo experimento plenamente en Leipzig, es una experiencia invalorable que incluye cinco o seis semanas de ensayos agotadores para cada ópera como también “salir al toro” en mas de una ocasión. Canto en una decena de las treinta óperas de la temporada, no tengo tiempo para aburrirme. Feliz con mi presente y listo para desafíos. En caso que en el futuro ofrezca roles mas importantes, y esto entre comillas, estaré preparado artística y, un aspecto fundamental en nuestra profesión, psicológicamente para enfrentarlos.»
«Mi voz ha evolucionado, crecido, afirmado, ensanchado, sigo siendo un barítono lírico y lo seré siempre. El Conde Almaviva es un personaje con mil facetas sea en una puesta tradicional como esta en FGO o de avanzada, la vigencia absoluta de Bodas consiste en demostrar que los problemas humanos siguen siendo los mismos, la gente no cambia pero la música de Mozart será no sólo divina sino eterna.»
Jonathan Michie es el Conde Almaviva en Las bodas de Fígaro, información y boletos en azul