Lise Davidsen, joven luz nórdica
Los países nórdicos siempre fueron, son y por lo visto serán semillero de grandes cantantes con los wagnerianos ubicándose en primera fila, téngase en cuenta que las tres supremas sopranos wagnerianas de cada generación fueron escandinavas: Kirsten Flagstad, Birgit Nilsson y Nina Stemme, agregando que Astrid Varnay nació, aunque por casualidad, en Estocolmo, será efecto del aire…. Si en estas huestes heroicas, América, el Reino Unido y “Mittel-Europa” contribuyeron con ilustres exponentes, la lista nórdica impresiona: Nanny Larsén-Todsen, Ingrid Bjoner, Catarina Ligendza, Berit Lindholm, Irene Theorin, Anita Välkii, Eva Johansson, Camila Nylund, Karita Mattila….
Por eso la aparición de una nueva estrella en aquel remoto horizonte sea saludada con justificada, inocultable esperanza. A los 32 años, la noruega Lise Davidsen podría insinuarse como la virtual sucesora de la sueca Nina Stemme, aún en plenitud a sus 56. En su timbre poderoso se aprecia una curiosa mezcla entre aquel clarín irremplazable de Nilsson y el esmalte aterciopelado de Stemme. Metal y madera, hielo y fuego combinados es alquimia promisoria que en vista de los resultados, deslumbra y seguramente deslumbrará aún mas si evoluciona y toma los recaudos necesarios, léase una dieta sin Turandot, Elektra u otras tentadoras asesinas solapadas. Tan inevitables como odiosas, las comparaciones lejos de paralizar a la recién llegada impulsan una carrera meteórica – y muy bien manejada – iniciada en esta década con debuts en Oslo, Copenhaguen, Wexford (Medea), Glyndebourne, Aix y Viena (Ariadne), el Colón de Buenos Aires (Isabella, La prohibición de amar) y esperadas Elisabeth de Tannhäuser en el próximo Festival de Bayreuth, Leonora de Fidelio en Covent Garden y Montreal y Lisa de La dama de pique en el Met esta temporada.
Como carta de presentación internacional llega su primer CD para DECCA para deleite de críticos fastidiosos y audiencia expectante. En la Fach que le corresponde, la de genuina Jügendlich-Dramatischer, Davidsen brinda un distinguido Dich teure Halle de Tannhäuser, ideal saludo inicial para su público seguido por la plegaria de Elisabeth magníficamente vertida. El resto del programa está dedicado a Richard Strauss con Es gibt ein Reich de Ariadne auf Naxos y Lieder (entre ellas las cuatro que integran Opus 27) culminando con las célebres Cuatro últimas canciones; para la anécdota, con la misma orquesta que las estrenó con Furtwängler y Flagstad en 1950, la venerable Philharmonia londinense.
No es un secreto, se nota claramente como la cantante maneja su voz con extremo cuidado y cierta distancia. Es un instrumento importante, inmenso, sólido, lustroso, capaz de remontar la orquesta con facilidad, los agudos emergen impecables, evidencia poderío, gusto y musicalidad, con la escena de Ariadne como mejor demostración de su extraordinaria línea de canto. Con excepción de espléndidos Wiegenlied y Malven (la “quinta última canción” dedicada a Maria Jeritza descubierta en 1984 y aqui orquestada por Wolfgang Rihm en 2012), el único reparo del registro son los tiempos lentísimos, quizá en extremo cuidadosos de la soprano o los acordados por el director Esa Pekka-Salonen, tanto que en momentos la música parecería detenerse. Es la única constante que puede objetarse o en última instancia, tomarse como enfoque estético de sus intérpretes.
Demás está decir que la competencia en grabaciones de las Cuatro últimas canciones con las que Davidsen se presenta aqui y que es su carta de presentación en recitales, es feroz; asimismo vale recordar que ni Flagstad, ni Nilsson fueron sus intérpretes ideales. Debido a la naturaleza mas lírica de las mismas sus adalides se cuentan entre preeminentes Liederistas llámense Schwarzkopf, Della Casa, Isokoski, las luminosas Janowitz, Popp, Lott y Te Kanawa o Jessye Norman, la mas cercana a su Fach. Si el timbre penetrante, por momentos blanco, de Davidsen impresiona no llega a transmitir la espiritualidad de éstas, especialmente la última en su registro con Masur. No obstante la joven noruega sale airosa haciendo un trabajo destacadísimo con absoluto control de un instrumento privilegiado, nótese el legato en Langsam tut er die, müdgeword’nen Augen zu en Septiembre.
En síntesis, una recién llegada que debe recibirse con todos los honores y a la que debe augurársele una carrera tan brillante e intensa como su voz. Enhorabuena.
*Lise Davidsen sings Wagner and Strauss. Philharmonia Orchestra, Esa-Pekka Salonen. Decca: 4834883.