El holandés recaló en el trópico

Producto del emprendedor Michael Rossi, el Miami Wagner Institute pertenece al Miami Music Festival creado por este director como fuente de capacitación y perfeccionamiento a jóvenes músicos. Desde el 2014, cada verano tiene lugar en distintas instalaciones de miamenses. En 2016 mas tarde nacía el ramal dedicado exclusivamente al compositor alemán del que tan poco se programa en Miami: sólo en la decada de los 90 Die Walküre y Der fliegende Holländer fueron ofrecidas por FGO, nada más.

En sus primeras tres ediciones, el programa contó con el concurso de figuras como Christine Goerke, Alan Held, Christine Brewer y Linda Watson, veteranas estrellas del canto wagneriano que además aportaron sus conocimientos en intensas tres semanas de perfeccionamiento.

A diferencia de años anteriores en que presentaron escenas de dramas musicales wagnerianos, por primera vez el festival decidió abordar una ópera completa, toda una hazaña que amerita destacar, esta vez en el Ziff Opera House del Adrienne Arsht. La acertada elección recayó en El holandés errante, la mas romántica y accesible de su obra aunque no exenta de escollos; de hecho, el protagónico y la soprano son papeles que requieren voces importantes, son la semilla de Wotan y Brunilda del Anillo que vendrá.

Se trató de una versión semi-escenificada con la orquesta en el escenario, proyecciones en una gran pantalla, algún trasto escenográfico, vestuario (en el caso de Erik rayano en la caricatura) y un coro de modestas proporciones en la “retaguardia”. Este tipo de presentaciones se ve con mayor frecuencia en todo el mundo debido a los costos prohibitivos de una puesta completa y que en este caso cumplió con cometido con creces. David Toulson marcó a sus cantantes eficazmente y las proyecciones de Yuki Mihara fueron especialmente exitosas en “el acto noruego” (el segundo) y en el último cuadro con una bella imagen de los amantes como constelación. Bajo la atenta dirección de Rossi, la orquesta de cien jóvenes tuvo un rendimiento notable que fue in crescendo hasta el final, con buen desempeño en la temida sección de bronces asi como las cuerdas.

Con buen tino, ante la ausencia de fuerzas corales monumentales como requiere la obra, Rossi decidió eliminar la “batalla coral” del tercer acto entre los marineros y el coro de espectros que por otra parte marca el cenit de la ópera. Pese al corte, se llegó al final con la agilidad deseada.

No obstante, el fuerte de la versión fue un ensemble vocal sin fisuras que sorprendió. Voces jóvenes, sanas, poderosas, diríase temerarias ante las sobrehumanas exigencias del compositor. Tanto la robusta nodriza Mary a cargo de la excelente Anne Maguire como el timonel por un fresco Patrick Cook y un Erik de valía por Jan Janacek conformaron un balanceado marco para los tres principales. Si Samuel Weiser compuso un Daland joven (raro de ver), vocalmente seguro, rotundo, un tanto exagerado en lo actoral pero eficaz en el balance final, fue la pareja protagónica un verdadero hallazgo. Demostrando una evolución importantísima, Elizabeth Baldwin que cantara Sieglinde del primer acto de Die Walküre en 2017, encarnó una Senta fervorosa, radiante desde la expuesta balada inicial, con agudos poderosos, bien colocados, sin esfuerzo ni acusar cansancio hasta el final. Baldwin que cantó una Norma bien recibida en Santiago de Chile, es una soprano Jugendlich Dramatisch con brillante porvenir.

Queda para el final la otra revelación de la velada, el imponente bajo-barítono moldavo Roman Ialcic, con el physique du role ideal de un joven, atemporal Holandés. Impactó desde el arduo monólogo Die Frist ist um, sólido a través de todo el registro, proyectando graves y agudos soberanos asi como la angustia inmemorial del atormentado navegante. Basta afirmar que el duo Wie aus der Ferne, uno de los mas bellos de la literatura wagneriana, contó con dos intérpretes de lujo.

En síntesis, una inesperada – y bienvenida – noche wagneriana en el tórrido verano miamense. Que se repita, Miami lo merece.