El histórico Don «Johann» berlinés
Más allá de los sobrados méritos musicales de este Don Giovanni, son insoslayables las circunstancias históricas que rodearon su representación. Después de haberse alojado en el Theater des Westens desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la compañía de la Opera Alemana de Berlin finalmente estrenaba su flamante sede en Bismarckstrasse 34 (sobre las ruinas de la Städtische Oper in Charlottenburg ) diseñada por Fritz Bornemann que, resistida al principio por austera y moderna, sentaría cátedra en años venideros.
Para los berlineses, aquella ansiada noche del 24 de septiembre de 1961 fue opacada por una tristeza tan insondable como inaudita. A un mes de la première, sus habitantes (y el mundo) se habían despertado azorados ante el súbito levantamiento del muro que los dividiría por casi tres décadas.
Se eligió Don Giovanni en lugar del Fidelio que estrenó la sala original de 1912. La «ópera de óperas» se avenía mejor al ánimo reinante. Los berlineses que no pudieron asistir, por haber quedado del otro lado, vieron la transmisión televisiva; a decir verdad, la filmación del ensayo general la noche anterior y que es la editada en este DVD en blanco y negro cuidadosamente restaurado.
Las medidas de austeridad dispuestas y el aciago ánimo de los alemanes para la ocasión parecen permear la dirección del gran Ferenc Fricsay, que descarta todo humor para concentrarse en la negrura del personaje y sus andanzas nefastas. Como Furtwängler, sus tempos hoy resultan lentos y densos aunque, vibrantes y efectivos. La orquesta de la ópera responde magnífica al director húngaro que fallecería apenas dos años después a los cuarenta y nueve.
El elenco estelar se integró con baluartes de la compañía. En plenitud vocal, el berlinés Dietrich Fischer Dieskau es la estrella absoluta, pocos podrán argumentar que su visión es, como suele achacársele, excesivamente intelectual. DFD es un Don felino, socarrón, sutil y muy serio, aún más todavía, lo es su criado Leporello por el vienés Walter Berry.
Siete años después de su filmación en Salzburg con Furtwängler, reverdece sus laureles de Donna Anna – por qué no «definitiva» – la veterana Elisabeth Grümmer, uno de los pilares de la compañía al igual que la aragonesa Pilar Lorengar, otra berlinesa «por adopción» que compone una Donna Elvira de sedosidad y textura vocal memorables. El americano Donald Grobe es un exquisito Don Ottavio en una de las funciones que cimentaron su larga asociación con esa casa de ópera. De hecho, el trío de las máscaras es uno de los hitos vocales de la producción de Carl Ebert. De buen nivel la Zerlina de Erika Köth secundada por Ivan Sardi como Masseto. El comendador de Josef Greindl es, decidamente, wagneriano.
Editado comercialmente por vez primera, es un documento histórico, cuyo único reparo – desmotivante para algunos sectores de la audiencia – es el estar cantado en alemán. Hecha esta salvedad, se trata de una edición indispensable. ☼
* DON GIOVANNI, ARTHAUS MUSIK 101 574
Sebastian Spreng©