La música que llegó del frío

Entre la bombardeada Berlin de 1945 y la caída del Muro en 1989 – y a exactamente veintidós años de la reunificación alemana – la historia de la música clásica en la difunta República Democrática Alemana contiene suficientes elementos para un documental tan interesante como el firmado por Thomas Zintl y que, mediante testimonios de figuras como Peter Schreier, Siegfried MatthusJochen Kowalski o Kurt Masur, trazan la otra historia, la de la música y sus músicos detrás de la cortina de hierro en las aciagas décadas que siguieron al fin de la Segunda Guerra Mundial cuando aparte del obvio interés estratégico y político, el arte señalaba el único sendero posible (y de conciliación) para seguir adelante.

A través de entrevistas y clips (Felsenstein, Brecht, Paul Dessau, Karajan, BernsteinErich Kleiber y Ella Fitzgerald son sólo algunos de los que aparecen en tomas, muchas inéditas), el film muestra el panorama cultural de la Alemania de posguerra dividida por fuerzas antagónicas y el resurgimiento de la música clásica como eficaz vehículo de propaganda del Este, uno que sorprendió a Occidente y que proporcionó a sus protagonistas privilegios extraordinarios y más libertades que los de su clásico compañero de rubro, el deporte.

La estrategia cultural diseñada por los líderes del KPD se centró particularmente en el renglón musical, clásico pilar de la cultura alemana, el que con la devastación reinante fue vital para la supervivencia de sus habitantes. A fin de borrar las nefastas consecuencias del nacionalsocialismo, sanar las heridas entre Alemania y Rusia y recuperar la identidad nacional via Beethoven-Händel-Bach; la reconstrucción de las casas de ópera, auditorios y ensambles artísticos tomó un papel casi tan importante como el del abastecimiento alimenticio y a la vez, como emblemática afrenta contra la cultura de entretenimiento y consumo favorecida por sus hermanos de occidente. La cultura como instrumento ideológico tomó entonces un protagonismo único, mayor e igualmente digitado que en las comarcas stalinistas y sirvió, además de válvula de escape, a crear una tácita, irrefrenable avidez de libertad que fue desdibujando fronteras hasta franquear las barreras en el histórico noviembre de 1989.

Otra vez fue la música la encargada de traer el imprescindible rayo de esperanza a las grises y controladas vidas de los habitantes de la DDR. Los ilustres ensambles orquestales y corales de Leipzig, Dresde y Berlin capitanearon una movida cultural que trascendió a occidente e instaló un lazo que logró permear el brutal hermetismo estableciendo al mismo tiempo. un insólito tapiz humano de intercambio amén de una importante fuente de ingresos.

Con la participación de entrevistados de «ambos lados del muro», el documental explora las fronteras entre intervención y orientación estatal, entre cultura nacional y nacionalista, entre burocracia e industria de la cultura y otros jugosos bemoles que no por anecdóticos resultan menos significativos. En las palabras del canciller Helmut Schmidt “Si la música siempre puede utilizarse para promover metas políticas, afortunadamente también siempre hay artistas que a pesar de toda adversidad logran seguir haciendo música”.

Cierra el documental, la emoción de la regisseur Christine Mielitz recordando el Fidelio en la Semperoper de 1989 que pasó de celebrar el aniversario de la DDR a ser catalizador emblemático de la voluntad popular. Otra vez, la música como como expresión inclaudicable; otra vez Beethoven, eterno símbolo del triunfo del espíritu humano☼

☀ CLASSICAL MUSIC AND THE COLD WAR, ARTHAUS MUSIK DVD 101 655