Opinión al margen: ni ver, ni oír, ni hablar

 

10155644_277907059052470_1362489368_nLa música genera pasiones tan ardientes como las deportivas y hoy mas que nunca, a la manera de mundiales de fútbol y Olimpíadas, con buenas razones se utiliza como anzuelo para promover, despertar, mantener o sumar nuevas audiencias, la celebración conmemorativa de sus artistas insignes, sean compositores, directores, ejecutantes u obras. En el competitivo mundo mediático actual toda excusa es válida. Son celebraciones que no solo estimulan y atrapan, por sobre todo, rinden. Enhorabuena para la música y su mundo.

Gracias a esta tendencia festiva – por merecimiento o necesidad – estos años arribaron nutritivas sobredosis de Mozart, Mendelssohn, Mahler, Lutoslawski, Stravinsky e incluso Cage que aquí fue objeto de un gran festival en la NWS.

El 2013 fue el turno de Verdi, Wagner y Britten. Este 2014, entre otros, se cumplen  los 300 de Gluck y C.P.E. Bach, los 250 de Rameau y los 150 de Richard Strauss, celebrados en los Proms londinenses con Elektra y Salome en sensacionales conciertos que  dieron la vuelta al mundo contagiando el entusiasmo por el compositor bávaro. De hecho, hasta para el centenario de la Primera Guerra Mundial este 2014, se celebran sus compositores y su música.

Pero mientras Strauss, sólo por mencionar al mas popular y accesible, atruena o deleita en Salzburgo, Berlin, Londres y otros polos musicales; Miami no se da por enterada.. Como con los homenajeados del 2013, este año asistimos a otra oportunidad desaprovechada a la hora de incentivar al público. Hasta el momento, en la programación de 2014-2015  no hay festival, ópera, concierto, recital ni tributo planeado con los compositores del año. Ni Strauss, ni Gluck, ni Rameau, ni C.Bach. Y si hay algo es apenas una gota de agua en el mar. 

El material es tanto y tan variado que pudo haber sido tomado en cuenta para solaz de la audiencia y patrocinadores: poemas sinfónicos, suites, arias, fragmentos o integrales de Orfeo y Euridice, El caballero de la rosa, Salome, Ariadna, Elektra, composiciones de cámara, recitales straussianos o contratenores á la Glück y Rameau… 

Mientras el mundo celebra, Miami mira para otro lado. Sería hora de ir afinando la puntería.

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