IlluminArts, cuando cantan los leones
La emoción es la meta (confesa o no) de todo artista. Sentirla, contagiarla, compartirla. Provocar la emoción de la audiencia como continuación y reflejo de la propia, del manantial a través del cual el intérprete canaliza al compositor y al poeta. Texto y música compitiendo por captar ese momento y esa atención. Si hay buena poesía, música y buenas voces la receta es infalible, emerge la emoción y toda explicación queda atrás. Se entra en la dimensión ansiada, la correcta.
Y porque de emoción se trata valga esta breve introducción felicitando la inclusión del concierto diseñado por IlluminArts en la muestra del Lowe Museum de la Universidad de Miami, Dandy Lion (Re) Articulating Black Masculine Identity, exhibición fotográfica itinerante proveniente del Museo del Columbia College de Chicago que interroga sobre la aparición del Dandy Lion en la moda, estilo, imaginería y realidad afroamericana. La fascinante colección de fotografías fue el marco perfecto para el concierto. La propuesta intelectual de la curadora Shantrelle P. Lewis enfrentada a la emocional, de carne y hueso en la presencia y voces de tres músicos que con The Dandy Lion Roars encantaron – literalmente – al numeroso público reunido una tarde de domingo que mereció llamarse “memorable”, calificación que suele escapar la generalidad de ese dia.
Un programa no muy extenso, justo en duración pero jugoso, combinando los talentos de Langston Hughes y Margaret Bonds en poesía, música, arreglos sumando a estas celebridades del Harlem Renaissance figuras mas cercanas en el tiempo como Uzee Brown, H.Leslie Adams y Stephen Flaherty, autor del musical Ragtime. Abriendo la tarde e intercalados la inclusión de Blues y tradicionales Spirituals subió la temperatura del recital a niveles inesperados: Oh Freedom, Lord I just can’t keep from crying sometimes y This little light of mine parecieron compuestos “ayer”.
Fueron los tres intérpretes los artífices de la emoción reinante gracias a un enfoque natural, sencillo, accesible y profundamente humano que contó con voces excepcionales y un piano equiparable. Los barítonos Kenneth Overton y Jorrell Williams repartieron responsabilidades, dos dulces y aguerridos leones si era la primera vez que cantaban juntos apenas se notó, voces poderosas, abisales, del mas bello índigo que estremecieron desde el vamos con una autenticidad y maestría dignas de destacar. Y la calculada sorpresa en un descanso a mitad de programa, el pianista James Davis Jr. – director en la Abyssinian Christian Church de Nueva York – cantó (y cómo) la clásica Redemption Song de Bob Marley aportando una dosis de frescura y luz inolvidable a la usanza del joven Stevie Wonder.
No es exageración contar que al final no quedaba un solo ojo seco en la sala, que la emoción había labrado un vínculo fraternal entre los presentes. Optimo resultado para esta presentación de Illuminarts a cargo de Amanda Crider y su equipo originada en buscar espacios alternativos y conquistar nuevos públicos así como nutrir al mas experimentado. Una respuesta válida ante la imperante necesidad de intérpretes y espectadores en hallar sitios donde provocar y compartir emoción, porque de eso se trata. Esta fue una prueba irrebatible.
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La exhibición en el Lowe hasta el 21 de mayo, para información click aqui