Seraphic Fire, insólito puente hacia Oriente
No es novedad que a fin de expander su repertorio e internar a su público en aguas desconocidas, el coro Seraphic Fire construye puentes singulares. El próximo viernes 12 de abril, el grupo coral presentará una exploración del barroco latinoamericano, la conjunción de ritmos nativos con la tradición europea en Cuba, Bolivia y Perú. En esa vena, su último concierto lo confirmó con una novedad insólita: un recital de música coral coreana.
La conjunción de cultura occidental con oriental funcionó gracias a la versatilidad del ensemble en esta ocasión dirigida por Euijoong Yoon, director invitado que a su vez invitó a la audiencia a realizar un viaje de descubrimientos absolutamente inusual. Director del Coro Nacional de Corea del Sur, Yoon aportó una visión diferente al grupo regido por Patrick Quigley, guiándolo por sutilezas y tramas sonoras ajenas a las que acostumbran. En cuatro bloques bien definidos presentó música sacra, canciones coreanas a la manera de Lieder occidentales, adaptaciones de canciones folklóricas americanas y finalmente coreanas. Las cuatro secciones funcionaron mas como guía histórica y preferentemente informativa apartándose de la variedad y dinámica del programa para una expectante audiencia literalmente virgen en música coral oriental.
Todas obras de compositores contemporáneos algunos muy jóvenes, obviamente inspirados en sus pares occidentales, que combinan tradiciones y cantos nativos resultando en una curiosa amalgama donde sorpresivamente emerge clara la evocación de Carmina Burana o del Puccini que se apropió de frases orientales para Turandot o Madama Butterfly, tanto en los insistentes patrones rítmicos como en la sutileza coral de rotunda exquisitez.
Desde la severidad inicial del Requiem Aeterna de Hye-won Woo al toque folkórico de Oh’s Ummaya Nunaya (Querida Mami y hermana) de Byung-hee pasando por el insólito arreglo de Oh my Darling Clementine que sirvió de puerta a una serie de canciones populares en modo clásico como segmento final y mas exitoso del programa.
Vale destacar las sopranos Nola Richardson, Brenna Wells y muy especialmente Sarah Moyer, cuya acostumbrada limpidez sonora fue una luz emergiendo entre texturas vocales con una precisión y proyección asombrosas. Como prueba basta recordar la bellísima canción Senoya de Hye-youung Cho. Tanto Steven Eddy como el notable bajo filipino Enrico Lagasca cumplieron roles destacados asi como los tenores Brad Diamond y Patrick Muehleise. A decir verdad, hubo oportunidad de lucimiento para cada miembro del ensamble, oportunidades que fueron aprovechadas al máximo.
En instancias se unieron a las voces, el cellista Aaron Merritt y la pianista Ana Fateeva, ambos hicieron valiosos aportes acabando de cincelar un producto realizado con infinito cuidado y esmerada dedicación.
No por último menos importante el detalle de haber navegado por un idioma tan difícil e intrincado como el coreano, según el director con una dicción poco menos que perfecta. Por supuesto, habrá que creerle. En resumidas cuenta, una auténtica delicia oriental.
Información del próximo concierto 12 y 13 de abril