Seraphic Fire mira a la Cruz del Sur
Arte abstracto por excelencia, la música sólo necesita intérpretes que la revivan e interpreten. Si la dejan olvidada – también sucede con plantas o personas – se muere. Como un volcán se duerme a la espera de la próxima erupción, la que incitan aquellos valientes que la rescatan para volver a empezar un ciclo. De ahi que la labor de “arqueólogos musicales” sea tan valiosa, hallando, exumando, sacándole brillo a tesoros enterrados en bibliotecas y conventos, hay miles de partituras a la espera de luz y reconocimiento. Por eso el redescubrimiento de la música del barroco latinoamericano es uno de los mas fascinantes emprendimientos de los músicos de hoy, uno que llega como último eslabón del revisionismo que ha remozado todas las áreas de la música temprana. “Exploradores” como Jordi Savall, Gabriel Garrido, Arndt von Gavel, Christian Hernandez Larguia, Rafael Puyana, Piotr Nawrot o Leonardo García Alarcón son pioneros y creadores de una nueva tradición.
Cuba, Peru, Bolivia, Mexico, su música anterior e incluso la primera ocupó el último concierto de Seraphic Fire que tuvo la delicadeza de abrirlo con una composición en estreno mundial para enlazar presente con pasado, se trató de Tu, paz mia de la cubana Ileana Perez Velazquez que se hallaba presente en el recinto. Sus ecos antiguos reverberaron como callada oración sobre un poema de Dulce Maria Loynaz.
Siguió un viaje hacia el sur y su pasado hábilmente liderado por Patrick Quigley sumergiéndose en esta suerte de barroco tan parecido y a la vez completamente diferente al europeo que lo originó, donde las repeticiones y formaciones se suceden caprichosas con desafiante insolencia. Al siempre espléndido grupo coral se unieron seis instrumentistas, destacóse el percusionista Rex Benincasa, que terminaron de cincelar una pintura donde la sangre indígena se mezcló con la de los conquistadores, semejante a las típicas cuzqueñas como las pinturas que en el ámbito local engalanan la Capilla Museo de la Merced en Allapatah.
Si la influencia europea se constató en el reciente recital dedicado a música coral coreana, aquí la impronta fue mayor e indeleble, el legado del barroco latinoamericano es de una riqueza exuberante aunque a los oídos de una audiencia actual puedan resultar demasiado semejante. No fue asi con los encantadores coros nativos en quechua de autoría anónima y fuerte raigambre popular o en lengua nahuatl debidos al portugués Gaspar Fernandes. La alegría contagiosa plena de inocencia de aquellos contrastó con la severidad clásica del notable Esteban Salas y Castro, “padre de la música cubana”, célebre maestro de la Catedral de Santiago que fue ordenado sacerdote a los 64 años y “rescatado” del olvido nada menos que por Alejo Carpentier. La solemnidad del latín se trastocó en gozo con los clásicos villancicos del ilustre cubano cuyas letras poseen una ternura y candidez adorables. El tenor Patrick Muehleise sobresalió en “Venga el mundo todo”, uno de los momentos de lucimiento solista en el denso entramado vocal.
A estos se sumaron bienvenidas curiosidades para el público del sur de la Florida con obras de Roque Jacinto de Chavarría, Juan de Araujo y Tomás Torrejón y Velasco que exhibieron la policromática veta andina proveniente de Bolivia y Perú. Delicioso el Fuera fuera háganles lugar de Chavarría, discípulo del español Araujo en la catedral de Sucre y que murió a los 32 años como consecuencia de la peste, asi como el A este sol peregrino del maestro de Lima durante seis décadas, Torrejón y Velasco, español laico y compositor de la ópera La púrpura de la rosa de 1701, considerada la primera de América.
Marcando el apogeo del barroco latinoamericano, estos compositores elevaron la categoría del villancico que acabó cantándose no sólo para las Navidades sino para todas la fiestas religiosas; razón de más para incluirlos en esta celebración que Seraphic Fire abordó en el momento preciso previo a Semana Santa.
Menudo trabajo y multicolor regalo cuya exploración debería continuar en próximas temporadas; mientras tanto, ésta 2018-19 culmina en breve con la bella Misa en sol mayor de Poulenc del 8 al 11 de mayo próximos. Para agendar.