NWS, «Fantástico» final de temporada
Dias antes de su actuación en Carnegie Hall, la New World Symphony concluyó su temporada oficial en Miami Beach con un programa ecléctico que evidenció el nivel de perfeccionamiento obtenido durante el año por sus jóvenes becarios.
En las tres obras respectivas la orquesta pocas veces sonó tan densa, pocas veces sonó tan precisa, pocas veces sonó literalmente tan fantástica a propósito de la Sinfonía Fantástica de Berlioz que cerró la noche.
La densidad de la trama orquestal que invadió el recinto del New World Center fue originada por el estreno mundial de Fountain of Youth de Julia Wolfe, presente en la sala, Premio Pulitzer y MacArthur “Genius Grant”, a quien NWS comisionó la obra. Sumamente interesante asistir a los juegos cromáticos y de texturas cerradas que plasmaron un crescendo intensísimo que no doblegó ni a los instrumentistas ni a su director Michael Tilson Thomas. Evocando el mítico manantial floridano, esta fuente de juventud alude a la tierra prometida buscada por Ponce de León pero mucho más al ímpetu y pasión propia de la New World Symphony en sus ritmos desenfadados y pulsaciones disonantes atravesando esta suerte de tormenta orquestal donde incluye en la percusión seis tablas de lavar creando un efecto original y divertido.
La esperada aparición solista de Yuja Wang – siempre dando la nota con ajustadísimo atuendo y saltimbánquicos stilettos, detalle imposible de no mencionar – en el Quinto Concierto para piano y orquesta de Prokofiev no dejó dudas sobre su estatus de afiladísima megaestrella. La precisión, velocidad, mecánica perfección que demuestra en todo momento la confirman como una intérprete ideal de este tipo de música. En esta oportunidad se lució con el menos conocido y último de los conciertos para piano del compositor ucraniano, obra intrincada que requiere una vertiginoso maratón sin descansos, no sin aristas traicioneras y que sólo halla un cierto oasis en el Larghetto con sus evocaciones y figuras reminiscentes a sus ballets más un aire impregnado de sonidos occidentales, preferentemente americanos. Recuérdese que emigrado a los Estados Unidos regresó a Europa y esta obra de 1932 estrenada en Berlin por el mismo Prokofiev dirigido por Wilhelm Furtwängler señala un caleidoscopio de influencias y sentimientos encontrados. En todo caso, el enfoque analítico y a la vez espontáneo pero glacial y prístino de la consagrada pianista halló eco en una orquesta que le respondió fervorosa. Pese a la larga ovación, la estrella china no concedió ningún bis la noche del viernes.
La mejor sorpresa llegó con la oferta en principio mas previsible, la Sinfonía Fantástica de Berlioz de la que Michael Tilson Thomas es eximio intérprete y por la cual muestra especial predilección. La orquesta completa más dieciséis «alumni» de la NWS -hoy en otras entidades- brilló en cada sección con el ánimo perfeccionista que otorga esa posible última vez ya que muchos de sus ejecutantes concluían su estadía con estos conciertos, dicho sea de paso vale destacar el soberbio diálogo entre oboe y corno inglés. Cada exuberante y multicolor estancia berlioziana con sus delicias, claroscuros y terrores fue plasmada magistralmente con los dos aterradores, ominosos números finales a volumen atronador. Afortunadamente, esta vez si hubo un bis que compensó el desconcierto anterior, un espléndido preludio al tercer acto de Lohengrin.