Bálsamo seráfico al rescate

Bastaron cuarenta y cinco minutos de música y poesía para que Seraphic Fire aplicara su bálsamo reparador para un agitado fin de semana -ya de por si turbulenta- coronado con la furia de la tormenta tropical Eta azotando el Sur de la Florida. En este sentido, una tormenta que hubiese impedido asistir a las representaciones por lo que el debut del grupo coral exclusivamente online pareció doblemente afortunado.
No cabe duda que el producto fue el resultado de un admirable trabajo, diríase devocional en lo minucioso y filigranado, cuidado hasta el mínimo detalle y si hubo algún desfasaje mínimo ni vale la pena mencionarlo porque fue la impresión general lo que impactó, incluso mas de lo esperado porque prevaleció la mesura y consideración frente a un nuevo medio que no deja de tener aristas peligrosas.
Asi “Aún aquí, música de amor y plaga” resumió en menos de una hora (no en vano el secreto de tantos éxitos reside en aplicar el lema “Sweet and Short”) lo mejor de Seraphic Fire para, sabiamente, dejar pidiendo por más. Otra vez, el héroe del emprendimiento se llamó Patrick Dupre Quigley, paciente orfebre esta vez no sólo musical sino en rol de “curador” técnico y visual.
La combinación de composiciones del siglo XIV al XVI con la participación de trece cantantes cada uno desde su lugar de residencia sumado a tres instrumentistas y la utilización de poesías para unir cada pieza resultó un hallazgo y tendencia a seguir y perfeccionar.
Desde Shakespeare a Emily Dickinson, pasando por Pushkin y Alfredo de Musset, entre otros poetas, el paseo por diferentes escuelas poéticas demostró constantes humanas que exigen la misma resiliencia y adaptación hoy mas vigentes que nunca. Por otra parte, la música regresó a las fuentes con soberbia sencillez y belleza.
El canto gregoriano Stella caeli extirpavit abrió el fuego con un destacado Kyle Ferrill sumándose luego Brad Diamond y Patrick Muehleise impecables en cada intervención, asi como la obra atribuida a Enrique VIII por la soprano Molly Quinn. El laudista John Lenti regaló interludios condimentando la sección dedicada a Venecia y Roma, donde Giovanni Palestrina emergió claro ganador, asimismo el Lamento della ninfa de Claudio Monteverdi con una espléndida Nolah Richardson. Igualmente espléndidas Sarah Moyer y Sara Guttenberg, dos autenticos tesoros del grupo, asi como Luthien Brackett que aportó un Come again, sweet love algo inusual desde su timbre de mezzosoprano.
En síntesis, una temporada diferente que Seraphic Fire inicia con un buen augurio resumiendo calidad, dedicación y novedad. Se necesita mas que nunca.

Notas del programa por Patrick Dupre Quigley
Próximos conciertos de Seraphic Fire
