Amit Peled, joven maestro de vida y del violoncello

Sebastian SprengEl Nuevo HeraldPublicado el 13 de marzo de 2011

Mide 6 pies con 5, es locuaz, apasionado e informal, lo han comparado con Rostropovich y no hay dudas de que cuando toca el violonchelo, canta. A los 37 años, Amit Peled  (que el próximo domingo 20 tocará en el Gusman  Hall de UM) es un virtuoso israelí que balancea una copiosa agenda de conciertos con su cátedra en el Peabody Conservatory de John Hopkins University .

Creció en un kibbutz y cuando a los 10 años debió elegir un instrumento tuvo serias razones en optar por el chelo: su “pretendida” (de 14) lo estudiaba. El asunto no prosperó pero, el chelo lo atrapó.

Del colegio de arte de Tel-Aviv pasó al servicio militar donde tocó en el cuarteto del cuerdas fundado por Isaac Stern. Más tarde, su maestro Aldo Parisot le ofreció una beca para la Universidad de Yale. Sus sueños comenzaron a cumplirse.

A Yale le siguió Boston, alquilar auto y manejar hasta Cape Cod donde vivía su ídolo, Bernard Greenhouse, famoso discípulo de Pablo Casals. Tocó a su puerta y le dijo que dejaba todo si lo aceptaba como alumno. El venerable Greenhouse asintió e hizo lo que Casals había hecho con él. Durante un año vivieron juntos. Estudiaron, pasearon, cocinaron, filosofaron, compartieron cada momento en una entrañable relación maestro-discípulo “Fue mi guru” cuenta Amit “me enseñó a respirar con el cello y nunca más me aburrí”.

Su buena suerte no terminó allí. En Marlboro conoció a Julia, se casó con la joven alemana y se mudaron a Berlín donde lo admitió el inaccesible Boris Pergamenschikov “Pero sólo después de comprobar si yo podía ser enseñado y ver si él podía enseñarme e incorporarme a su familia: la mejor clase del mundo”. Su segundo “guru” fue como la cereza del postre.

Un recital en Baltimore, previo al debut en Carnegie Hall, motivó su cátedra en Peabody y mudarse con Julia y sus tres hijos, que hablan indistintamente inglés, alemán y hebreo.  Según dice “Enseñar es un privilegio. La enseñanza alecciona en escena y desde la escena a enseñar. El enriquecimiento es por partida doble. Enseño y me enseñan y la mejor lección es aprender del estudiante”.  Su satisfacción mayor es ayudarlos a encontrar un lugar en el mundo gracias a la música “No pretendo que sean los próximos Yo-Yo-Ma sino que disfruten ejercitar la música como disciplina de la emoción” y con risas remata “Enseñar el chelo es crear desempleos por donde mires: más competencia, menos trabajo”.

Dicen que canta cuando toca y él apunta “Soy un cantante frustrado, por eso canto con el chelo. Debe hallarse la voz interior y cantar a ese ritmo. Es la única manera de conectarse con la música. Cantar y tocar es lo mismo. Insto a mis alumnos a que canten, para aprender a respirar con el  chelo”.

Toca un Guarneri de 1689 y desde hace nueve meses – la misma edad de su hijo menor – uno que le construyó el luthier Wolfgang Schnabl, “Semeja un Montagnana del siglo XVII y su sonido mejora cada día, vamos creciendo juntos”. El repertorio lo inspira “Los chelistas no gozamos del amplio repertorio de los pianistas. Debemos abarcarlo todo, de Bach a Britten, tratando de captar toda emoción humana. Beethoven nos refleja como humanos: cambiante, temperamental, navegando, como nosotros, la montaña rusa de la vida; en cambio Brahms es belleza pura, Henry Eccles simplicidad y Ligeti, conflicto. Tenemos que ser flexibles como los actores y pasar de un repertorio a otro con la misma eficiencia.”

En Miami junto al pianista Alon Goldstein tocará “Además de Beethoven, Schumann, Ligeti  y Bloch, haremos una bellísima obra del georgiano Sulkhan Tsintsadze compuesta para Daniil Shafran, el genial chelista ruso del que decían era el único ante quien temblaba Rostropovich. Son cinco extraordinarias melodías populares engarzadas virtuosísticamente”.

Feliz con este año 2011 – debutó en Washington y Lincoln Center y grabó el Concierto de Elgar – confiesa abrigar otra pasión, el baloncesto “Dejo la agenda libre entre mayo y junio para asistir a cuanto partido puedo” y resume su existencia como «Una celebración que defino con una palabra inventada: “Cellobration”.

En hebreo su nombre significa colega y amigo. En hindi, infinito y sin fronteras. Amit representa el cabal encuentro de ambas palabras.

“Sunday Afternoons of Music” – 20 de marzo, 4 pm, Gusman Hall, University of Miami, 1314 Miller Drive, Coral Gables.