El Huracán «Susan» llegó a la Florida Grand Opera
Esta brisa renovadora tiene un nombre, sopla desde el oeste y no precisamente desde el «Far West» sino desde la otra costa de Florida; factor que tampoco la descalifica como intrépida “Fanciulla del West” ni como posible último (y duradero) huracán de la temporada.
Se llama Susan Danis, viene de una exitosa gestión en la Opera de Sarasota y es la flamante directora general de Florida Grand Opera. Con los pies en la tierra y consciente del desafío que enfrenta, basta entrevistarla para comprobar cómo su instinto femenino combina la fuerza de un ciclón con la elegancia del Soave sia il vento mozartiano.
Su nombramiento inevitablemente asocia su nombre al de pioneras como Ardis Krainik, Beverly Sills y hoy, Francesca Zambello en Washington o Deborah Sandler en Kansas…
Es curioso que en primer término haya mencionado a Ardis Krainik porque ella es una de las razones de por qué hago lo que hago. La conocí cuando asistí a mi primera conferencia de Opera America trabajando para Lake George Opera . La presidía y me bastó escucharla para tomarla como modelo. Tuvo un gran impacto en nuestra profesión, fue una pionera y una gran inspiración…
Otra pionera americana, Sarah Caldwell dijo que si se podía vender dentífrico verde se podía vender ópera. ¿Es la ópera un género para todos?
Absolutamente. Y una de las razones es que invadido por la información y la multimedia, el mundo se ha empequeñecido. Especialmente para los jóvenes que acceden a la música por nuevos medios. Es un continuo bombardeo y no creo que haya otra forma de arte que le cuadre mejor. Soy partidaria de «la regla de cinco óperas»: nunca rechazarla si no te gusta la primera, debes darle cuatro oportunidades más. Hay que darse tiempo e insistir. En algún lugar, el poder de la música y de la voz produce la magia; si no, lo hace la orquesta, la escenografía, el argumento… en ópera siempre hay algo para cada uno. Todos tenemos nuestro “Opera Moment”, cuando nos hace clic y a partir de allí es un camino sin retorno.
¿Cuando y cómo fue para Susan Danis?
Cuando asistí con la escuela a mi primer ópera: Carmen, quedé fascinada. En quinto grado tocaba el melófono y luego el corno aunque prefería el teatro. En Nueva York, hice terapia de drama con niños discapacitados, y así teatro y música se fueron combinando y poco a poco la ópera ganó terreno. Tuve la suerte de tener amigos que tenían palco en el Met y como iban poco, yo tomaba sus puestos. Vi lo mejor de lo mejor y mis estándares se fueron muy arriba.
¿Cómo se conquista a la nueva audiencia?
Educándola, preparándola. En Sarasota diseñé un programa educativo con clásicos americanos llevados a la ópera, como The Crucible, pieza de Arthur Miller que todos conocen. Antes de escenificar la ópera homónima de Ward, preparamos a los alumnos, no sólo la leyeron sino que vieron la película. Mezclamos público de teatro con público de ópera e incluso el nonagenario Robert Ward asistió a un panel. Fue una delicia escucharlo hablar de su trabajo con Arthur Miller. Es lo que atrae y conquista audiencias, creando conexiones y relaciones. Al público principiante le interesa mayormente los caballitos de batalla, cuando mas joven se empieza mejor y descubren que “cool” es la ópera. Y si se tiene la suerte de que alguien los introduzca y guíe el proceso mejor.
La audiencia de Miami es diversa y estratificada, con sectores que prefieren lo tradicional, otros que abogan por nuevos títulos y muchas variantes entre los dos
Esta temporada es una de transición y el público debe tenerlo en cuenta. No estoy lista para anunciar lo que será mi primera temporada (2013-14) pero aseguro que se llevarán una sorpresa. Estoy feliz con las propuestas y fructíferas reuniones de trabajo con nuestro director musical, el maestro Ramon Tebar. Queremos temporadas que combinen la tradición con la novedad y además, vincularnos con otras compañías. Habrá títulos nuevos y grandes óperas que no se han presentado en Miami y a las que ya les llegó el momento porque ya se cuenta con el teatro apropiado.
Sin ir muy lejos, el año próximo es el bicentenario de Verdi y Wagner y el centenario de Britten
Formule su deseo y quizás se cumpla, no puedo adelantar mas que eso… estamos barajando títulos muy apetecibles. Favorezco un enfoque nuevo que avive el interés y que incluya todas las áreas, desde nueva tecnología a tratar de traer estrellas de la lírica. Estamos trabajando para complacer a todos, diseñando un plan para cuatro o cinco temporadas. Gracias a una beca de la Knight Foundation pronto haremos María de Buenos Aires la «operita» de Astor Piazzolla que será escenificada en espacios alternativos. Es una gran oportunidad y espero que sea el comienzo de grandes eventos creativos alejados de lo convencional.
¿Cómo hará la selección de las óperas que quiere presentar cuanto antes?
Me gustan demasiadas, cómo no amar Boheme o Traviata pero el consenso general impone elegir otros títulos. Adoro Richard Strauss y espero ansiosa por un Der Rosenkavalier.
¿Viendo el éxito que tiene Miami como polo de atracción artística o deportiva (ArtBasel o el tenis), cabe la posibilidad de un festival de ópera tal como usted hizo en Sarasota?
Era una temporada reducida que sumaba óperas hasta la ultima semana donde se podía ver una cada noche seguida. Resultó en Sarasota y quizas Miami pueda ofrecer algo parecido…
¿Hay suficientes nuevos títulos que mantengan el género vivo?
Si que los hay, aunque conllevan el riesgo de altos costos de producción y amortización. El actual caso de Moby Dick de Heggie producida conjuntamente por San Francisco y Dallas. Volvemos a la relación entre literatura-cine-ópera. Por ejemplo, la ópera anterior de Jake Heggie, Dead Man Walking resulta tanto más impactante en el teatro de ópera que en el cine: el condenado está frente a nosotros, la tensión e intensidad es casi insoportable, fue una experiencia fuertísima, inolvidable.
¿Cómo finaliza una velada de ópera?
Compartiendo con los cantantes esa energía y felicidad que tienen después del deber cumplido, de haber cantado horas. Siempre es un evento mágico y quiero sacarle todo el provecho posible. Los artistas nos transportan a una dimensión superior. Y conversar con ellos, viendo cómo tienen energía para atender al público me convence aún más de su generosidad. Es entendible que algunos despierten literal adoración.
¿Cual es su mensaje para la audiencia del sur de la Florida?
¡Ajústense los cinturones que aquí vamos!
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(una versión condensada aparece en El Nuevo Herald de Miami, edición domingo 28 de octubre)
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