Los desafíos son tres, La Goerke una!
Hay sed de buenas noticias. Por lo tanto aquí van dos. Primera buena noticia, Christine Goerke ha probado ser la mas notable soprano dramática americana del joven siglo XXI. Segunda buena noticia, y la mejor que depara el verano miamense, es su presencia en clases magistrales para el flamante Wagner Institute del Miami Musical Festival y el imperdible concierto que ofrecerá junto al eximio bajo-barítono Alan Held el sábado 16 de julio en el New World Center de Miami Beach.
Dicen que la cultura y el verano son como agua y aceite, al menos en Miami y más aún si de Wagner se trata. Craso error. El célebre Festival de Bayreuth, meca de todo wagneriano, transcurre en julio y agosto durante el impredecible verano alemán y sin aire acondicionado en la sala diseñada por el mismísimo compositor. Entonces por qué no Wagner en Miami, con aire acondicionado y una super soprano capaz de entusiasmar al desprevenido, porque sus fanáticos ya aguardan ansiosos.
Cómo es que Miami tiene la fortuna de contar con semejante artista habría que preguntarle al director del festival Michael Rossi. Lo cierto es que Goerke ofreció el pasado año una memorable clase magistral y Rossi sin perder un instante, le propuso este Instituto Wagner como parte del festival a lo que la cantante aceptó encantada. Teniendo en cuenta que es la mas ocupada de las sopranos, fue una jugada maestra de Rossi y cumplir con su fin de entrenar a un selecto grupo de voces en las lides wagnerianas.
Todo esto sucede gracias a la ejemplar actitud de una anti-diva como Goerke. Con los pies en la tierra, nadie mejor que ella sabe los sacrificios y vicisitudes de una carrera. Para llegar al lugar de privilegio que hoy ocupa debieron transcurrir muchos años, otro motivo – amén del primero – que haga que sus colegas estén tanto o mas felices que ella por los éxitos conseguidos. De hecho, Goerke es una artista que no despierta resistencias en un medio tan feroz, algo que vale la pena recalcar y que sucede muy de vez en cuando.
Creció en Long Island, quería ser clarinetista hasta que un maestro providencial notó sus posibilidades vocales. Sin saber ni haber visto ópera quedó deslumbrada con el telecast metropolitano de Francesca de Rímini (con Scotto, Domingo y McNeil) y luego con la siempre efectiva Boheme que acabó de enamorarla del género lírico. La década del noventa fueron años de intenso perfeccionamiento en Glimmerglass, Wolftrap, Saint Louis y un debut en el Met en 1995 en un pequeño rol en The Ghosts of Versailles sumando importantes heroínas barrocas en otras casas líricas, de Handel y Mozart a Richard Strauss, incluso cantó sus Cuatro Últimas Canciones con MTT y la NWS en el Lincoln Theatre; todo iba de maravillas hasta que un día sobrevino una súbita crisis vocal que puso en peligro todo lo aprendido. Al rescate acudió la venerable Diana Soviero, artífice de esta nueva Christine Goerke, dueña de una voz gigantesca, dramática, multicolor, multifacética y básicamente «liberada».
En el 2001, ganó el codiciado premio Richard Tucker. A partir de allí, los triunfos no han dejado de multiplicarse. Paris, Madrid, Londres, Chicago, Berlin, La Scala, Toronto, San Francisco, Santa Fe, han presenciado su Ariadna, Ortruda, Eboli, Donna Elvira, Madame Lidoine, Norma, Ellen Ford, Kundry, Senta, Leonora, Isolda, la Tintorera, Crysotemis, Elektra y Brunilda, entre tantas otras damas de armas tomar. El aficionado notará que Goerke combina papeles para soprano con algunos de mezzosoprano, lo cierto es que su voz posee el color de las mezzos pero remonta facilmente las alturas de soprano, cualidad que le otorga una versatilidad que recuerda a su ídolo, la legendaria Astrid Varnay, a quien recientemente evocó sin dudas cuando atronó la Semper Opera de Dresden como Salomé y Elektra en recital dirigida por Christian Thielemann y en la última Gala Richard Tucker como Eboli y Gioconda.
La temporada pasada se dió el gusto de su vida realizando otro acariciado sueño, Turandot con el MET a sus pies. Una princesa de hielo a la manera de la gran Inge Borkh, mas flamígera y carnal que las acostumbradas, y en una impresionante Inmolación de Brunilda en Carnegie Hall con James Levine. La desobediente valquiria ha sido su carta de triunfo de Houston, Toronto, Washington y lo será en el próximo Anillo metropolitano. Quizás Medea o el doblete Casandra-Dido estén en sus planes, nunca se sabe con este huracán de talento. Lo cierto es que el cóctel Goerke funciona, con talento, medios e indiscutible inteligencia – y buen humor – ha sabido aunar sus tres facetas, la de cantante e intérprete, la mujer y madre y la maestra que destila sabiduría y en criollo, «buena onda». Goerke combina las tres para lograr una personalidad y una artista única.
Si Turandot proclama “Los enigmas son tres, la muerte una”, los “goerkianos” tienen razones para aseverar que en este caso “Los desafíos son tres, La Goerke una”. El concierto es una cita obligatoria y será la mejor recompensa por haberse quedado este julio en Miami.
Concierto Wagner-Strauss
Christine Goerke & Alan Held
Orquesta del MMF dirigida por Michael Rossi
16 de julio, 7.30 PM, New World Center, 1-800-597-3331