Miami, distinguidas visitas musicales

Joshua Bell y Academy St.Martin in the Fields, foto Daniel Azoulay

Joshua Bell y Academy St.Martin in the Fields, foto Daniel Azoulay

 

 

La actividad musical de febrero ha sido intensa y diversa, claro indicio del zenith de la temporada en Miami que aparte de la actividad local ha recibido destacadas visitas dignas de mencionar:

En primer término la Serie Clásica del Arsht engalanada con el retorno de la siempre distinguida Academy Saint Martin in the Fields de la mano de su solista y director desde 2011, el violinista Joshua Bell a cargo de una fiera interpretación del Primer Concierto de Nicolo Paganini, obra de corte meramente virtuoso que sólo se justifica con un solista de su calibre. Fue la inicial obertura de Nozze di Figaro lo mas pulido de un programa que culminó con la Cuarta Sinfonia de Brahms en una lectura que si plena de sutileza e intimismo no terminó de estampar el sello de grandeza requerido.

Días después, el debut del admirable West-Eastern Divan Ensemble en su primera gira norteamericana trajo a su líder Michael Barenboim mostrando un enfoque diferente y vital con un grupo que exhibe diversidad y riqueza desde su fundación en 1999 por Edward Said y Daniel Barenboim, padre del violinista solista y director. Los dieciséis integrantes del ensemble brindaron ejecuciones de alto nivel del Rondo en Do mayor para violín de Schubert con excelente participación de Barenboim y del célebre Octeto de Mendelssohn, aunque aquí se evidenció desconcertante urgencia y alguna desprolijidad que deslució el resultado final. El núcleo de la velada fue ocupado por una curiosa versión para violín solo de la Sonata en sol menor, más conocida como El trino del diablo, que permitió a Barenboim lucirse a sus anchas. Ciertamente una lectura peculiar para esta época, de mayor fuste y garra que lo acostumbrado acentuado por la solitaria presencia del solista en escena, con elaborados trinos, exhibiendo sonido amplio y lustroso donde mas allá de su innegables méritos no dejó de extrañarse el acompañamiento de piano u orquesta.

 

Michael Barenboim

 

Desafortunadamente los imprescindibles recitales líricos tienden a ser una rareza en nuestro medio pero, el sagaz Ken Noda subsana en parte esa carencia cada año brindando una estrella en ciernes desde el programa Lindemann del Metropolitan neoyorquino para Friends of Chamber Music. Esta vez fue Meigui Zhang, bella soprano china que convenció su combinación de angelical fragilidad y ganadora presencia, con una voz de rara opulencia, caudalosa, segura en la amplitud del Wertheim Hall de FIU acompañada al piano por el siempre confiable Noda. Mas cómoda en arias de ópera que en canciones, Zhang cautivó como Manon de Massenet y Gilda de Rigoletto – un Caro Nome ejemplar – asimismo dos soberbias incursiones mozartianas como Susanna de Bodas y Pamina de La flauta mágica. Noble línea de canto y un centro suntuoso son sus fuertes asi como versatilidad demostrada en las Cuatro canciones de juventud de Debussy, los Seis romances de Rachmaninoff y dos Lieder de Schubert vertidos con limpidez proverbial. Como siempre sucede con los certeros «hallazgos» de Ken Noda, la soprano china es otro nombre para recordar.

 

Meigui Zhang

 

Deslumbraron en el 2015 y volvieron a conquistar en el 2020 conjurando una velada tan original como memorable en la sala Wertheim de FIU. Se trata de la Venice Baroque Orchestra cuya principal virtud es echar por tierra aquel mentado dicho que sugiere que «Vivaldi no escribió seiscientos conciertos sino seiscientas veces el mismo». Nada mas lejos de la verdad en manos de estos bravos italianos empeñados en revivir como se debe al monje rojo. Cierto es que se está en las antípodas de cómo se interpretaba el barroco hace apenas décadas, corroborándolo el grupo integrado por una quincena de músicos desplegó chispeante energía en el programa veneciano con ataques, crescendos y diminuendos asombrosos, con una claridad y diferenciación de texturas feroces que no opacaron la mas noble expresividad y un dramático acento que supo conjugarse con ardiente lirismo. Los solistas Gianpiero Zanocco y Massimo Raccanelli en violín y cello respectivamente aportaron arriesgado virtuosismo sumándose el cello de Federico Toffano en el RV531 y el violín de Mauro Spinazzè en el RV514. Concluyó la noche el Concerto Grosso de Geminiani basado en la popular La Folia de Arcangelo Corelli, febril final que motivó un bienvenido bis cuando la orquesta arremetió con el Presto del Verano de Las cuatro estaciones, impregnado de tal frescura torrencial que hizo desear por aún más.

INFORMACIÓN

Recuérdese que el 18 de marzo la Serie Clásica del Arsht anuncia la Orquesta de Rotterdam con Lahav Shani y  Emanuel Ax  ($170-$50)

Para Friends of Chamber Music el Escher Quartet & Dover Quartet($35-$10) el 11 de marzo y

Tabea Zimmermann & Javier Perianes el 20 de marzo en función extraordinaria fuera de abono. ($35)

Venice Baroque Orchestra en FIU. foto Krono Lescano