Ni Elektra ni Salomé sino sólo… Inge

 

Murió a los 97 años, algunos sostienen que eran 101, en una casa de retiro de Stuttgart. Lo cierto es que la imponente Inge Borkh, conservaba sus atributos, bella aún a sus 95 cuando fue homenajeada en Munich donde había inaugurado la reconstruida Ópera Nacional en 1963 con La mujer sin sombra de Strauss junto a Ingrid Bjoner, Martha Mödl, Dietrich Fischer Dieskau, Jess Thomas, Hans Hotter y la jovencita Brigitte Fassbänder, una irrepetible reunión de gigantes bajo la batuta de Keilberth.

Con ella se extingue una antorcha que encendía la tragedia en su voz, la última de las grandes straussianas de su generación era eso, puro fuego, lava, llamarada. La Salomé y Elektra de su época, papeles implacables que cantó durante un cuarto de siglo. Sólo de la vengativa hija de Agamenón hizo 300 representaciones y recuerdese que unas pocas pueden arruinar para siempre una voz de acero.

Pero la suya no poseía el metal cortante de Astrid Varnay o Birgit Nilsson, que la eclipsó en América, ni la belleza mediterránea de Renata Tebaldi, mejor candidata a grabaciones que pudieron inmortalizarla. La suya en cambio tenía esa opacidad velada con fulgores intermitentes inherente a voces teutónicas, era una voz desgarrada y carnal, tan humana como apocalíptica, asi como la incomparable Leonie Rysanek, Martha Mödl, Christel Goltz, Erna Schlüter o la americana Gladys Kuchta. Esa rugiente leona era una experta en plasmar sus personajes en grandes pinceladas salvajes auxiliada por una estampa avasalladora, única, esa figura no podía no ser la de una gran trágica. Y lo era, porque en el principio quiso ser sólo actriz. Nacida en Mannheim, cuando en 1933, la familia tuvo que emigrar a Austria porque su padre era judío, Ingeborg Simon (su verdadero nombre) cursó estudios con Max Reinhardt en Viena debutando en teatro en 1937 en Linz pero con el fatídico “Anschluss” de 1938 los Simon terminaron en Suiza. De Ginebra y luego Basilea a estudiar canto en Milán para debutar en 1940 en Lucerna con Millocker, Lehar y Mozart. La consagración llegó en 1951 en el estreno alemán de El cónsul de Menotti, la fugada de los nazis con conocimiento de causa componía una estremecedora, antológica Magda Sorel. 


 

La década del cincuenta marcó su plenitud, un paso demasiado breve por el Bayreuth de Wieland Wagner como Siglinda y Freia en 1952 dió paso al gran repertorio de las jóvenes dramáticas o spinto: Senta, Aída, las Leonoras verdianas y beethoveniana, Amelia, Euryanthe, Clitemnestra (Gluck), Alceste, una sola Elsa, Agata, Santuzza, Maddalena de Chenier, Adriana, Tosca y una importante Lady Macbeth que marcó su segunda aparición en San Francisco después de Elektra en 1953 llevándola hacia la de Ernest Bloch, mas acorde a su temperamento y que terminó con la de Shostakovich en la Scala de Milán, donde había debutado en 1955 con La fiamma de Respighi seguida por la premiere americana de Gloriana en Cincinnati en 1956.

Si Medea y Turandot fueron polémicas (la cantó en el Colón porteño en 1958) logró grabar su vibrante princesa de hielo, mas cálida y apasionada que otras, Salomé y Elektra, (y luego Helena y la Tintorera de La mujer sin sombra), las que le aseguraron su lugar en la historia del canto, tanto que llamó a su autobiografía junto al crítico Thomas Voigt “No sólo Elektra y Salomé”. Su incisiva princesa de Judea era la contracara de la paradigmática Ljuba Welitsch que se “suicidó” vocalmente con Salomé. En el esencial disco de escenas de ambas heroínas bajo Fritz Reiner se comprueba su entrega sin reservas, Borkh encarnaba ambas princesas al que añadió la Antígona de Carl Orff.

En 1973, después de treinta y tres años, este genuino animal escénico dijo adiós a sus feroces hermanas, después de una Elektra, otra mas y la última, en Palermo para reaparecer como actriz shakespereana, la madre de Coriolano en Hamburgo en 1977, y otra vez impredecible revelandose como diseuse en Inge Borkh canta sus memorias con un timing perfecto, tomándose el pelo y una voz que sobraba , una extraña mezcla de Lotte Lenya e Hildegard Knef. Y a los ochenta y tantos, en 1999, grabó una Elektra recitada con acompañamiento de piano que permanece inédita; quienes la escucharon aseguran es un testamento a su histrionismo intacto.

 

Al morir su marido, el bajo barítono yugoeslavo Alexander Welitsch (1906-1991), siguió trabajando, escribiendo, enseñando, impulsando la carrera del barítono Christian Gerhaher entre otros y también nadando con férrea disciplina cada día. Publicó otra autobiografía («El teatro no me deja«) y para sus noventa y cinco fue requerida con honores merecidisímos en la Ópera muniquesa, «su casa», rodeada de viejos adoradores y flamantes admiradores que recién la descubrían. Aquella actriz que se expresaba con una voz torrencial de agonía y éxtasis, que prefería a un Richard (Strauss) sobre otro (Wagner), vehemente, decidida y vital como siempre era el eslabón entre el turbulento pasado germánico y el presente incierto. Sus ojos desmentían que estaba casi ciega y su cara como un pergamino ajado era tanto o más bella que la que de joven se transfiguraba en la de sus hermanas de la antiguedad.

Con Jonas Kaufmann para sus 95 en Munich

Discografía

  • R. Strauss – Salomé – Hotter, Hans / Lorenz, M. / Keilberth/ Bayerische S.O  
  • R. Strauss – Salomé – Harrell, Mack / Vinay / Thebom / Mitropoulos, NYork, 1958
  • R. Strauss – Salomé – Beethoven – Ah Perfido / Josef Krips, Vienna Philharmonic*
  • R. Strauss – Salomé – K. Schröder, Frantz, Lorenz, Margarete Klose, Frankfurt 1952
  • R. Strauss – Elektra – Dimitri Mitropoulos / Della Casa, Madeira, Salzburgo 1957
  • R. Strauss – Elektra – Böhm, Karl / SD / Schech, M. / Madeira, J. /Fischer-Dieskau, D.*
  • R. Strauss – Elektra – Fernando Previtali / Zadek, Höngen, Handt; Roma, 1957
  • R. Strauss – Elektra – Antal Dorati /Mödl, Siv Ericsdotter, Simonette, Roma, 1965
  • R. Strauss – Elektra & Salome, escenas – Fritz Reiner – Chicago Symphony*
  • R. Strauss-Die Frau o. Schatten-Bjoner, Mödl, Thomas, Dieskau, Keilberth, 1963*
  • R. Strauss- Die Frau o. Schatten– Solti / Hillebrecht, Resnik, McIntyre, King, CG 1967
  • R. Strauss – Vier letzte Lieder – Orchestre Symphonique de Vichy/Ferdinand Leitner
  • Wagner – Die Walküre – Treptow, Varnay, Hotter, Greindl – Keilberth, Bayreuth 1952
  • Wagner – Das Rheingold – Ackermann, Rehfuss, Pernestorfer, Berna 1951
  • Puccini – Turandot – Erede, Alberto /Tebaldi, Renata / Del Mónaco, Mario, 1955*
  • Carl Orff – Antigonae – F. Leitner – Haefliger, Alexander, Uhl, Plumacher, Stolze*
  • C.W. Gluck – Iphigénie en Aulide – Ludwig, Berry, King / Böhm, Karl *
  • Verdi – Ein Maskenball – G.Patané,  Thomas, D. F-Dieskau, S.Wagner, Evelyn Lear.*
  • Cherubini – Medea – Vittorio Gui / Neralic – Suthaus – Berlin State Opera, 1958
  • E. Bloch – Macbeth – Nicolai Rossi-Lemeni, Petri, Suisse Romande, Pierre Colombo
  • A. Schönberg – Gurrelieder – Rafael Kubelik, Herta Töpper,Schachtschneider, 1965*
  • W. Egk – Die Irische Legende – Szell, George / WPO  / Klose, Margarete
  • Beethoven – Fidelio – E. Ansermet – Hans Beirer, Greindl, Neidlinger, Ginebra 1964
  • E. d´Albert- Tiefland – escenas – Hans Löewlein / Hans Hopf
  • Max von Schillings – Mona Lisa – Heger, Beirer,Ahlersmayer, Mathieu, Berlin 1953
  • C. v. Weber – EuryantheCarlo Maria GiuliniAlexander Welitsch, Hanny Steffek
  • Borkh, Inge – Richard Tucker. Beethoven, Menotti, Weber, Wagner, Verdi, Giordano, Millöcker, Lehár, Erwin. 1936-2006.
  • Borkh, Inge – Fistoulari, Krips, Moralt – Alceste, Oberon, Macbeth, Un Ballo in Maschera, etc.
  • Borkh Inge – Schumann (Genoveva,  Berna 1950), Shostakovich (Lady Macbeth of Mtsensk, Sanzogno, La Scala 1964)
  • Inge Borkh singt ihre Memoiren, varios, Kurt Neuss, piano.
  • Brahms: Die schöne Magelone op. 33. – Borkh, Inge (recitante) / Jarnot, Konrad / März, Carl-Heinz
(*) grabaciones comerciales

Opera Nacional de Baviera, Munich, 2015

Foto: Uwe Sickinger