New World Symphony: “…y la nave va…”

_RDA4350Credit: Rui Dias-Aidos

Suave pero firme, entusiasta pero amable, un remozado barco zarpó el sábado en Miami Beach con un nuevo capitán al timón. No, no se refiere a la película homónima de Fellini que titula esta reseña sino de otra nave, la New World Symphony y su capitán, Stéphan Denève, flamante director artístico de la Academia orquestal de América que suma treinta y siete nuevos tripulantes, léase becarios, a bordo.

De hecho, fue un impensado concierto inaugural ya que la apertura “oficial” estaba programada para el próximo octubre, pero el entusiasmo pudo mas y se adelantó. Ansioso por probar la eficiencia de su equipo, Denève se lanzó al ruedo para concitar una formidable respuesta por parte de sus jóvenes músicos con buenos augurios para la temporada, mejor dicho, la era que comienza.

Inspirado en el mar, en papel el programa pudo suscitar alguna duda y definitivamente, dio un indicio de las intenciones programáticas del nuevo regente. En la práctica, fue un acierto y una muestra de la amplia gama cromática y el experto manejo de sutilezas y matices del que es capaz el director francés. Denève no sólo sabe guiar a los becarios sino que también conoce y por ende, gradúa sabiamente el ámbito sonoro de la NWS, sin saturarlo y explotando al maximo sus posibilidades.

La responsabilidad de iniciar la velada estuvo a cargo de la nueva becaria en dirección orquestal, Molly Turner. Primera mujer en desempeñar este cargo en la NWS, viene precedida de un impresionante curriculum y su actuación este sábado despertó bien fundadas esperanzas al liderar An American Port of Call de Adolphus Hailstork, un bullicioso homenaje al puerto y base naval de Norfolk, Virginia, pleno de melodías con ribetes jazzisticos y un sello definitivamente americano acorde con la ocasión.

380820190_693596826136708_5735932872971683295_nMolly Turner

Con Escalas (1924) de Jacques Ibert, Denève revivió esta deliciosa composición raramente interpretada que ilustra tres tramos y escalas en puertos del Mediterráneo. Suerte de postales sonoras con veladas alusiones a Debussy, de Falla y Chabrier, impregnada de perfumes locales pero esencialmente francesa evoca a Palermo, Nefta y Valencia siendo asimismo un souvenir de su luna de miel con su flamante esposa, la escultora Rosette Veber. Denève sirvió con exquisitez al prolífico y multifacético Ibert que incluso compuso la banda sonora del Macbeth de Orson Welles en 1948.

El viaje continuó atracando en la ribera británica, la luz cedió paso a brumas y tinieblas, al torturado Peter Grimes y los cuatro estremecedores interludios marinos con los que Britten pintó el alma del personaje protagónico de su ópera mas genial. Música de lacerante agudeza manifestada en cuerdas sibilantes que crecen hasta herir la memoria, cuya aparente serenidad oculta la soledad mas desoladora, plena de ambiguedades y a la postre, lirismo enternecedor, Denève pintó vívida y mágicamente estos cuatro retratos incontestablemente británicos, quizá el cenit musical de la noche.

Para el grand finale, Denève propuso cruzar el Canal de regreso a su terruño gálico con El mar, el Debussy por excelencia y entonces, la propuesta incluyó imágenes. El director explicó que NWS es un “laboratorio” de experimentación que no excluye disciplinas visuales. Así Clyde Scott y Cory Sprinkles trabajaron los tres esbozos sinfónicos con tres célebres pinturas de Whistler, Hokusai – La gran ola fue un favorito del músico –  y Turner que correspondieron a cada movimiento, afortunadamente sin interferir (suele suceder y se cumplió la intención de evitarlo) en ultima instancia no dejó de tener visos experimentales. Para los pintores impresionistas, el color en si mismo constituía la meta esencial, igual tratamiento trabajó Debussy en su renglón musical. En este aspecto, cada cambio súbito atmosférico se sucedió como si se conjugaran medios diferentes: acualera, óleo o témpera;  Al mando de la vasta orquesta, triunfó Denève con absoluto control y no menos encanto.

Reconfortante conclusión para una velada inicial que si bien algo distinta, no deja dudas de que la nave insignia «NWS» se halla definitivamente, on course.

PRÓXIMO CONCIERTO, SABADO 30 DE SEPTIEMBRE: Andrew Grams, solista Leif Ove Andsnes

380826230_693597052803352_1621888668182790592_n