Andsnes & Rosendal, soberbia serenidad noruega

Rosendal festival 2023

Photo credit: Liv Øvland

Si bien cada verano la música florece en el hemisferio norte, Europa disputa la supremacía con festivales de todo tipo y tamaño que cubren desde ópera a música de cámara. En este renglón, el Festival de Rosendal atrae cada vez mayor y merecida atención. La propuesta es tan simple como jugosa, reunir lo mas granado de cada disciplina para homenajear a un compositor por año que actúe como disparador, liberador, catarsis y hasta suerte de vacación para ejecutantes y público que se atreven a aventurarse hasta este diminuto pueblo al borde del bellísimo fiordo Hardanger del sur de Noruega, a dos horas de ferry desde Bergen.

El responsable por esta rutilante joyita nórdica es Leif Ove Andsnes, a sus 53 jóvenes años el pianista mas famoso que ha dado Noruega, quien reune amigos y colegas para cuatro jornadas de inmersión para la mas nutritiva experiencia musical, aportando vivencias que remiten a la esencia de la comunión entre compositor, intérprete y  espectador. Si hoy la “pregunta del millón” es cómo atraer público a la música clásica, Rosendal bien podría proveer algunas respuestas y lecciones: calidad, simplicidad e intimidad que actúan como un baño revitalizador generando más pasión e interés por el género en un ambiente ideal de camaradería donde el ego, vanidad y pretensión no tienen cabida. Tomar nota.

Rosendal festival 2023

Photo credit: Liv Øvland

Con el bagaje de su valiosa experiencia previa con el Festival de Risør, al sur de Oslo, en 2016 Andsnes plasmó una visión mas personal en Rosendal, en un lugar mas cercano a sus raíces (nació en la cercana Karmøy) e inspirado por el “Baroniet Rosendal”, la mansión de Karen Mowat y Ludvig Rosenkrantz de 1650, sus jardines e idílico entorno.  El tema del primer encuentro fue 1828: Schubert, luego Mozart, Shostakovich, Dvorak, A la sombra de la Primera Guerra, Beethoven hasta la interrupción ocasionada por la pandemia. En su séptima edición este agosto de 2023, el festival fue dedicado a Johannes Brahms con la participación de, entre otros, Yoel-Eum Son, Bertrand Chamayou, Roland Pöntinen, Julia Hagen, Tabea Zimmermann, Sheku Kanneh-Mason, Håkan Hardenberger, Matthias Goerne, el Cuarteto Dover y por supuesto Andsnes para once conciertos en cuatro días de «pura música pura» y donde se interpretó la mitad de la integral camarística del hamburgués, añadiéndose su influencia en el otro homenajeado, el húngaro György Ligeti  (1923-2006) para celebrar su centenario intercalado con obras de contemporáneos de ambos como Clara Schumann, Marie Elisabeth de Sajonia-Meiningen, Robert Fuchs, Leos Janácek, Oliver Messiaen, Paul Hindemith, Sofia Gubaidulina, Bjarne Brustad y Edmund Finnis.

Rosendal festival 2023

Photo credit: Liv Øvland

En Rosendal, los conciertos se celebran en dos ámbitos completamente distintos incluso en cuanto a acústica. En la iglesia medieval de Kvinnenrad (1250) en lo alto de la colina con espectacular vista del fiordo, severa por fuera y jubilosamente colorida por dentro, se aprecia cálida reverberación natural mientras que en el Gran Hall o Sala de los Caballeros (”Riddersalen”), un antiguo establo de la baronía remodelado en 2016 capaz de albergar unas trescientas personas y dotado con el, para algunos polémico, sistema Constellation de Meyer Sound, exhibe una impresionante solución acústica en un ámbito por demás difícil. Ambas salas proveen una experiencia distinta pero totalmente satisfactoria.

Resultaría demasiado largo detallar cada uno de los conciertos que se sucedieron sin prisa y sin pausa, de a tres por dia, pero es obligación destacar aquellos que permanecerán indelebles en la memoria así como los artistas que deslumbraron a una audiencia atentísima, tan silenciosa como fervorosa. Desafortunadamente, a un tiempo que en principio no colaboró – “El Niño” hizo también de las suyas en Noruega causando inundaciones y deslaves complicándolo todo – se sumó la neumonía del incomparable trompetista Håkan Hardenberger que debió retirarse y la súbita cancelación por enfermedad del eximio barítono alemán Matthias Goerne que debía cerrar el festival con Die schöne Magelone, ciclo de Lieder raramente ejecutado y preciado bocado para cantante y pianista (mientras se aguarda la versión Goerne-Andsnes que seguramente no tardará en legar, seguirá referencial la de Dietrich Fischer-Dieskau y Sviatoslav Richter).

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El resto fue un desfile de delicias y honduras, una montaña rusa musical donde cada momento hizo valer el viaje. La primera velada sentó el nivel superlativo con la Sonata Op. 78 con el excepcional violinista canadiense James Ehnes y la pianista surcoreana Yeol-Eum Son, la única intervención de Hardenberger en la versión para trompeta del Gran Macabro de Ligeti y un memorable Quinteto Op.34 con el estadounidense Cuarteto Dover y un espléndido Andsnes. Los Dover, en la línea del Guarneri y Vermeer, conquistaron con una sedosidad envolvente, asimismo el sábado con el Op. 51 y más aún cuando se les sumó la gran Tabea Zimmermann – auténtica diosa entre las violistas – y Sheku Kanneh-Mason para el magnífico Sexteto Op. 18. Este joven cellista inglés justificó la publicidad y fama que lo rodea, posee soltura, carisma, intuición y musicalidad regalando el sábado los Cinco preludios para cello solo que le compuso Edmund Finis en 2022. Más que revelación, una confirmación.

Rosendal festival 2023

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Otro puntal fue el pianista francés Bertrand Chamayou que brilló igualmente en Ligeti como en Brahms, en el Trío Op. 114 junto la clarinetista Sharon Kam y la joven cellista Julia Hagen (hija del legendario Clemens Hagen) tanto como en la Sonata para cello Op. 38 más liderando el Tercer cuarteto para piano Op 60 con una Tabea Zimmermann colosal que se anotó otro triunfo en el Quinteto Opus 111. Vale añadir que apenas terminado el festival, Chamayou sustituyó en emergencia a Yuja Wang en los dos conciertos de Ravel con la Filarmónica de Oslo bajo Klaus Mäkela. Tampoco se quedó atrás la notable participación del pianista y compositor sueco Roland Pöntinen, especialmente en un feroz contrapunto Ligeti y las Piezas para piano Op. 119 y su original «Brahms y mas allá».

Aunque admirado por Brahms, quizás el austríaco Robert Fuchs (1847-1927) jamás imaginó para su Cuarteto con piano Op 75 semejante elenco estelar: James Ehnes, Tabea Zimmermann, Sheku Kanneh-Mason, Leif Ove Andsnes  que llevaron su composición a altitudes brahmsianas. Asimismo sucedió con el refrescante Trío para piano, Op. 17 de Clara Schumann por la noruega Guro Kleven Hagen (violin), Julia Hagen (cello) y Yeol-Eum Son (piano) y el  Romance para clarinete y piano, de su patrona Marie Elisabeth de Sajonia-Meiningen por Sharon Kam y Bertrand Chamayou.

Rosendal festival 2023Photo credit: Liv Øvland

En principio atractivo, el aporte popular del entusiasta conjunto británico Zum Roten Igel (en honor a la taberna vienesa favorita de Brahms) que en clarinete, violín, violonchelo, acordeón y santouri reversionaron piezas del hamburgés intercaladas con música klezmer, rumana y melodías moldavas, húngaras y ucranianas resultó, a la postre, un tanto tedioso.

Ante la ausencia de Goerne, Andsnes debió improvisar un programa con el auxilio de sus colegas para cerrar el festival en gran forma. Salió airoso, regalando algunos inolvidables en una velada plena de sorpresas. En primer término, James Ehnes entregó una antológica Sonata Op 27 de Eugene Ysaye, David Guerrier y Andsnes atacaron la Trauermusik de Hindemith y Hagen-Chamayou Louange å l’Eternite de Jesus de Messiaen. No obstante, la gloria de la noche se la llevó Schubert con su inmortal Fantasía para piano a cuatro manos D 940 a cargo de Chamayou y Andsnes (que ya había conmovido con el Op 116 y la intensa I.X.1905 de Jánacek). Antes, el famoso actor noruego Henrik Mestad – de Occupied y Norsemen – recitó el poema Schubertiana del premio Nobel sueco Tomas Transtörmer otorgándole una dimensión aún más trascendental a la Fantasia. Un momento mágico con los pianistas en literal estado de gracia.

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Si bien se hace  imposible no recalcar la modestia proverbial, seriedad y nobleza del multi talentoso Andsnes – que dicho sea de paso tocará en Miami el Emperador beethoveniano con la New World Symphony el próximo 30 de septiembre – la mejor rúbrica para su señera creación de Rosendal son las líneas finales del poema Schubertiana (que además no dejan de remitir a Emily Dickinson )

“…ahora mismo alguien toca a Schubert en alguna habitación a lo lejos y  para alguno, esos tonos son más reales que los demás. Voy a casa atravesando tibios bosques, con la tierra, elástica debajo de mí, me acurruco como un recién nacido, me duermo, ruedo ingrávido hacia el futuro, siento de pronto que las plantas tienen pensamientos.

Nos apretamos frente al piano y tocamos a cuatro manos en Fa menor; dos cocheros en el mismo carruaje, resulta un poco ridículo. Las manos parecen cambiar de sitio objetos tintineantes de acá para allá, como si tocásemos los contrapesos,en un intento de afectar el terrible equilibro de la balanza: alegría y sufrimiento pesan exactamente igual…. No es su música. La larga melodía que es ella misma en todas las transformaciones, por momentos brillante y débil, por momentos opaca y fuerte, huella de caracol y cable de acero.».

En resumen, gracias a la serena e intensa «manera noruega» propiciada por Leif Ove Andsnes, tanto el taciturno, Brahms como Schubert -y los demás- desplegaron en Rosendal un embarras de richesse peligrosamente adictivo que invita a regresar una y otra vez. Chapeau!

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_LIV1170Photo credit: Liv Øvland

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