Bernarda Fink, con la voz en el alma

Bernarda Fink
foto de Marco Borggreve

La voz no tiene fronteras ni nacionalidad. El alma tampoco. Y la  de Bernarda Fink, por sobre todas las cosas, trasunta “alma”. Sea Bach, Schubert, PiazzollaBerlioz o Dvorák, la mezzosoprano argentina conquista por su nobleza, frescura, elegancia y exquisitez; un “rara avis” en un mundo donde abundan las mezzosopranos excepcionales y en el que ocupa un sitio privilegiado.

Nació en Buenos Aires en una familia eslovena donde la música era tan esencial como el pan (sus hermanos Verónica y Marcos son cantantes y sus colegas «mas cercanos»); triunfó en Europa y aunque avalada por una copiosa discografía, su presencia «en vivo» en Estados Unidos es relativamente reciente. A los tardíos debuts en Nueva York, Philadelphia, Cleveland, Tanglewood se sucede el de Chicago, desde donde habló antes de su esperada presentación en Miami como solista de la Tercera Sinfonía de Mahler con la Orquesta de Cleveland el 16 y 17 de noviembre próximos (información)

Este inminente debut en Miami es tan ansiado como tardío

Si la invitación llegó tarde es porque parecería que yo siempre llego tarde a todas partes: soy un ejemplo de “late bloomer”. Pero hay una ventaja: se disfruta aún más. Siento una inmensa gratitud por mi carrera porque soy pausada y tranquila, digamos que soy como “agua de estanque” y nunca me propuse ni esperé tanto. Desde ya, jamás imaginé que iba a cantar con Muti, con Gardiner o como ahora, la Misa Solemnis con Bernard Haitink con este coro y esta Orquesta de Chicago  que me deja sin palabras porque es de una perfección “de otro mundo».  Es tanto que de sólo pensarlo me tensiono o inhibo, y debo mantener el equilibrio entre la concentración y la «inocencia del no pensar» para poder rendir como cantante. Soy afortunada, vivo en un literal “no lo puedo creer”, en un eterno agradecer ante tantos regalos de la vida.

Creo que es la única cantante famosa sin la consabida página web

¿Se necesita? ¿Hace falta? Es que soy tan introvertida y celosa de mi privacidad que no capto mucho ese exceso de comunicación, ni me entero. La comunicación uno a uno, ya es otro cantar.

De Monteverdi a Mahler, una carrera internacional que muestra una evolución tan natural como histórica

Debo decir que antes del barroco con el que la gente me conoció, en aquella maravillosa Buenos Aires, en el Instituto del Teatro Colón donde me formé, cantaba de todo. Y especialmente Mahler al que ahora regreso más y más. Fui la primera sorprendida ante este abrazo de la música temprana, algo así como un embarazo no planeado. Llegó y me pregunté “¿Y ahora qué hago con esto?”. Y después, agradecí a la vida el habérmelo dado.

¿Podríamos llamarlo “El rapto de Bernarda”?

Exactamente. Fue un impasse maravilloso. Con excepción de mi amado Bach, ya no estoy haciendo barroco. Me fascina Monteverdi, el settecento, Schutz, Händel… diría que un poco menos.

Fue Rene Jacobs quien “la raptó” hace unos veinte años…

Si, me «raptó» y me hizo «amiga» de esta música cuando una colega canceló y debí aprender en una semana un rol de la ópera Flavio. Me enseñó, me modeló, fue un proceso increíble que como resultado tomó gran parte de mi carrera.

Y después llegó Nikolaus Harnoncourt 

¡Qué honor!… (suspira y exclama) Es que… no se puede no adorarlo! No dirige las notas sino lo que está adentro, va derechito como una flecha a la esencia de la música. La profundidad de su saber es apabullante, no hay una vez que haya cantado con él sin que haya habido un momento de epifanía, sin un “cómo no se me ocurrió antes”. Siempre es revelador.

Hasta en la polémica grabación del Réquiem de Verdi

Como fue polémica su Aida; son acercamientos, son visiones subjetivas, intentos válidos. Grabar ese Réquiem fue un desafío. Al igual que en la Misa Solemnis de Beethoven, la masa orquestal es inmensa pero cuando se trata de la voz solista, el tratamiento es camarístico. Insisto, una voz pesada con vibrato amplio tiende a desarmonizar el cuarteto. Una voz mas liviana y concentrada es capaz de transportar mas fielmente el mensaje de esa música.

¿Cómo interpreta tan bien música tan diferente como la eslava y la argentina?

Después de todo, uno debería cantar en el idioma materno, y esas dos son mis raíces. Hay algo que se libera, algo auténtico que atraviesa toda barrera. No tengo demasiada ocasión pero tomo cada oportunidad, me encantan las Canciones Bíblicas de Dvorák.

A veces los cantantes hispanos son ininteligibles en su lengua materna

Si. ¿Qué curioso verdad? Espero que no sea mi caso, puedo no estar exenta. Quizás se deba a que no nos basamos suficientemente en el canto popular. Hay cantantes famosos que cuando cantan Guastavino o Piazzolla parecerían inhibirse y pensar mas en la voz que en el texto. Para cantar en español hay que acudir a modelos absolutos como Victoria de los Ángeles, un ángel. Con esa gracia y ese salero, capaz de sugerir con picardía sin igual la historia que hay detrás de una canción como  “De los álamos vengo madre”. Mi sueño es llegar a transmitir eso al público, que se olviden de mi voz y sumergirlos en el texto. Transportarlos al lugar que estoy contando. Ser sólo el instrumento, el vehículo. Cuando respiramos no pensamos que respiramos, el aliento es el vehículo. Es algo similar.

A la ejemplar grabación de canciones argentinas se suma una flamante de canciones españolas 

Esa fue un acariciado proyecto con mi hermano Marcos donde contamos con la colaboración invalorable de esa joya de pianista que es Carmen Piazzini. La de canciones españolas incluye Rodrigo, De Falla y Granados y es una secuela del recital de Canciones Amatorias que grabé para el sello Hyperion.

¿Los modelos?

Victoria de los Ángeles, Teresa Berganza y la «voz de chocolate» de Christa Ludwig, referencia para todas. Y también la emoción de Kathleen Ferrier.

¿Hay espacio para la ópera?

Me dejaron de llamar porque hago muy poco, cada vez menos. Debo decir que la sala de concierto, el recital me hace mas feliz que cantar ópera, y bueno… elegí la felicidad.

¿Cómo se concilia la cantante con la esposa de un diplomático?

Como mejor se puede. Mi marido es Alto Representante de la Comunidad Internacional en Sarajevo. Trabajamos separados y nos encontramos en nuestra casa del sur de Austria o en Viena donde estudian nuestros hijos de 22 y casi 19 años respectivamente. No nos podemos acompañar ni ver tanto como queremos pero siempre, de algún modo u otro, logramos que los caminos se crucen.

¿Algún público y sala favorita?

Son todos diferentes cada vez y depende de muchos factores; el vienés es algo reticente pero conquistado regala una calidez incomparable. Mis salas favoritas en Europa son el Concertgebouw y el Musikverein, donde acabo de cantar esa belleza de Schumann que es El Paraíso y la Peri con Simon Rattle y fue una experiencia única. Y claro, el Wigmore Hall londinense y su público tan conocedor que regala al artista una calidad de silencio que se corta con un bisturí.

Hace años entrevisté al que fue su famoso director, William Lyne, y entre sus preferidas destacó dos voces argentinas, la legendaria Hina Spani y la entonces ascendente Bernarda Fink, que este año es “Artista Residente del Wigmore Hall”.

Es todo un privilegio esa residencia que me permite armar y elegir programas y acompañantes. Cantaré, entre otros, Hugo Wolf, Schumann y Mahler, de quien inicio un proyecto discográfico el año próximo para Harmonia Mundi de todos sus ciclos con piano y con orquesta. Es otro sueño a cumplir.

¿Qué cosas la sorprenden en el mundo del canto?

Que tantos jóvenes quieran cantar. Me impresiona y reconforta ver como el arte florece en épocas de crisis. Es una isla de salvación para abrir el alma y sincerarse con lo mas íntimo, con la vida misma. Y me da confianza, porque esta música grande sobrevivirá a todo y pese a todo.

Los estándares actuales son altísimos pero acusan cierta despersonalización

Porque el excesivo énfasis en el perfeccionismo técnico puede traer aparejada falta de profundidad. Hoy estamos presos, enjaulados, sometidos al examen continuo de la comparación con otras grabaciones. Es inhumano, da menos lugar al error. Presionados por ese afán perfeccionista, por concentrarse en el detalle se puede, ay, dejar el alma en el camino.

 ¿Entonces, más importante el  texto o la música?

 Todo junto, nunca hay que olvidarse de la importancia del texto, en música la idea y el sentimiento que está detrás de la palabra es primordial.

Como en el  «O Mensch» que Nietzche que Mahler usó en la Tercera Sinfonía

Exacto. Con la certeza de que la alegría es mayor que el dolor, de que lo bello de la vida supera la angustia y sufrimiento. De ahí la eterna vigencia de su mensaje.

MAHLER – TERCERA SINFONÍA

Viernes 16 de noviembre, 8 p.m.
Sábado 17 de noviembre, 8 p.m.

The Cleveland Orchestra
Franz Welser-Möst, conductor
Bernarda Finkmezzo-soprano
University of Miami Frost Symphonic Women’s Chorus

Women of the Master Chorale of South Florida
Miami Children’s Chorus

(información)

Bernarda Fink
foto de Marco borggreve

ESENCIAL BERNARDA FINK EN CD

 Bach – Cantatas – HM 902016

Berlioz: Nuits D’Eté, Ravel – HM 901932

 Brahms Lieder – HM 901926

Dvorák Lieder – HM 901824

Gluck – Orfeo &  Euridice – HM 901742

 Schubert Lieder – HM 901991

Schumann Lieder – HM 501753

Canciones Argentinas – HM 901892

Canciones Españolas – HM 902133

(una versión condensada se publica en El Nuevo Herald-Miami Herald)

Bach – Magnificat – Esurientes Implevit – Nikolaus Harnoncourt