Urlicht, flor primera del universo mahleriano

 

 

Mahler 2 Resurrección – Severance Hall – Cleveland 2018 – Coro y Orquesta de Cleveland – Franz Welser Most – Sasha Cooke

 

Con la colosal Segunda Sinfonía de Mahler por la Orquesta de Cleveland dirigida por Franz Welser-Most, el 25 y 26 de enero próximos Miami asistirá a un ineludible acontecimiento musical. La impresionante conjunción de orquesta, coro y solistas reafirmará el magno sobrenombre de la obra gracias al texto de Klopstock que corona el último movimiento: Resurrección.

Como la Tercera y Octava «De los mil» – que paciente aguarda su demorado estreno en Miami – la Segunda requiere un ensamble monumental; los nostálgicos recordarán las espléndidas versiones de James Judd con la Filarmónica de Florida en 1987 y 1997, quizás la última vez interpretada localmente, por una orquesta que cimentó una suerte de tradición mahleriana en la ciudad, vale destacar que sólo la Octava les quedó por estrenar al director inglés y su ensamble. Dos décadas pasaron, ahora el Knight Concert Hall del Adrienne Arsht Center propicia este ansiado reencuentro con una composición tan visionaria como trascendente.

Y «trascendente» es la palabra que mejor define a Mahler y esta sinfonía; más que compositor, filósofo; más que músico, profeta. Al impresionante primer movimiento Totenfeier  (Ritos fúnebres) y el valseado Ländler del segundo, sigue el socarrón Scherzo inspirado por la canción Prédica de San Antonio a los peces, genial metáfora sobre una humanidad que escucha para olvidarse al momento, tan escurridiza y voluble como esos peces bobos que miran absortos al sabio santo. Una espeluznante humorada sobre la inmutabilidad de la especie humana que congela toda sonrisa.

Sin embargo, el núcleo llega con Urlicht (luz primera), breve y fundamental cuarto movimiento integrado por esta canción escrita anteriormente, cuya letra pertenece a la colección El cuerno mágico de la juventud, cruzada emprendida hace dos siglos por Arnim y Brentano para salvar tesoros poéticos en peligro de extinción y que fuera humildemente dedicada a Goethe. Si Mahler musicalizó una veintena realzando e inmortalizando esos textos folklóricos, Urlicht es la semilla original, su principio y su fin, principio que completará una década después con la despedida – Der Abschied – de La canción de la tierra.

Escrita para mezzo o contralto – en Miami será la notable Sasha Cooke – Urlicht fue originalmente concebida como oración íntima para quien acaba de morir, alejada de cualquier pompa fúnebre, es una dulce plegaria privada, muy solemne pero simple (Sehr feierlich, aber schlicht). La misteriosa frase inicial “Oh pimpollo rojo” – quizás tan críptica como aquel Rosebud del Ciudadano Kane – remite al germen, a la flor de la tierra, al loto oriental, al rosetón gótico, al origen y espíritu, a la inocencia que debe recuperarse para así poder golpear las puertas del cielo donde «tanto querría estar». En apenas cinco minutos, el  protagonista irá desde la oscuridad – “el hombre está sumido en profundo dolor “ – a la iluminación, rasgo que debe advertirse en el color de la voz del cantante. En su camino, un ángel guardián querrá detenerlo pero él logrará imponerse: “volveré a esa luz que me dió la vida”.

Es una transformación mas espiritual que religiosa, una evolución que se completa en el último movimiento con el coro “Resucitarás!”. Dicen que después del estreno, el agnóstico Freud exclamó “Ahora creo en la inmortalidad”, imposible substraerse al hechizo de “Venciste al dolor, con nuevas alas, prepárate a vivir” que atrona en voces y campanas, símbolo mahleriano de eternidad.

Urlicht es pasaje fundamental pero también puente y desafío que fuera magníficamente cantado por Janet Baker, Maureen Forrester, Christa Ludwig, Jessye Norman, Anne Sofie von Otter, Ewa Podles, Lorraine Hunt Lieberson, Bernarda Fink y otras distinguidas cantantes así como en el original al piano por barítonos como Christian Gerhaher y Thomas Hampson además protagonista de una reveladora charla sobre el tema – conste que varias citas fueron tomadas para este artículo – con la catedrática Renate Stark-Voit en su página web. (ver ejemplos de Urlicht abajo del artículo)

Gracias a Stefan Zweig sobrevive el manuscrito de la orquestación, hoy en la British Library; el original de la versión con piano se perdió. Después del estreno, el siempre disconforme Mahler anotó “Para Urlicht no quiero una valquiria estentórea sino una simple voz de niño”; asimismo cuentan que su amor por el texto era tal que para el estreno en Carnegie Hall lo tradujo al inglés debajo de la partitura por si acaso le preguntaban el significado, entonces los subtítulos eran inimaginables.

Balada atemporal como ninguna, Urlicht sintetiza el universo mahleriano de metáforas hechas imágenes sonoras, sin tristeza ni desesperación sino condensando el “venimos para irnos”, demostrando que cada sinfonía le representó la construcción de un universo. En el glorioso final “Prepárate alma mía, no has sufrido en vano”, Mahler colma a la audiencia con su esperanza inclaudicable y piedad por una humanidad que vence al dolor y por ende, la muerte. Por si esto fuera poco, resuelve con golpe maestro el planteo inicial de esa luz que tímida pero segura asomó al principio del cuarto movimiento, la profética, maravillosa…. Urlicht.

 

INFORMACIÓN Y BOLETOS CLICK EN AZUL

SINFONIA RESURRECCION, CLEVELAND ORCHESTRA, 25-26 ENERO, KNIGHT CONCERT HALL

 

La mezzosoprano Sasha Cooke cantará Urlicht – foto de Dario Acosta