Hope@Home, el sonido de la esperanza




Mucho mas que el eximio violinista que es, a los 46 años Daniel Hope es un real Mensch, una persona (en la verdadera acepción del término) que no deja de asombrar con su ingenio, versatilidad y calidez. Polímata imposible de abarcar, ciudadano del mundo, el hijo del novelista Christopher Hope nació en Sudáfrica, es mitad irlandés, mitad judío-alemán, mezcla mágica y genial. Creció en Londres, donde la familia debió mudarse por el activismo anti-apartheid de su padre, y literalmente en la falda del legendario Yehudi Menuhin de quien su madre fuera por décadas secretaria y manager hasta la muerte del violinista. Criado en ese afortunado, efervescente caldo cultural libre y natural, el resultado reconforta y da lugar al optimismo, el mismo que lleva como bandera. Discípulo del gran Zakhar Bron en Lübeck y en la Royal Academy of Music, Daniel fue el mas joven integrante del célebre Beaux Arts Trio durante seis años.  Amén de “activista musical”, es autor de cuatro libros, productor, locutor, director de festivales, marido, padre, actual director de la Zurich Chamber Orchestra y la New Century Chamber Orchestra de San Francisco, galardonado con «todos» los premios musicales imaginables incluso el Premio Europeo de la Música, ha encargado una treintena de obras a compositores de la talla de Kurtag, Schnittke y Gubaidulina y toca (amén de dirigir) en los máximos escenarios, solo o con orquestas. Podría decirse que echa por tierra aquello de “el que mucho abarca poco aprieta” y que es cabal sucesor de su mentor y «abuelo musical», un producto consumado donde por decantación confluyen e integran culturas. Retratado en el documental Daniel Hope, el sonido de la vida es un artista ejemplar digno de llamarse «humano».

 



Después de su exitosísima reinvención de las estaciones de Vivaldi junto al compositor Max Richter acaba de lanzar otro memorable doble compacto, Belle Epoque, un periplo a través de las corrientes musicales desde la guerra Francoprusiana a la Primera Guerra Mundial. En obras conocidas y rarezas  que reflejan cómo tanta belleza sonora fue una suerte de inquietante barniz que cubrió la turbulencia social y política de esa era. (DG 4837244)

Armado con su Guarneri del Gesú («ex-Lipinski» de 1742) a principios de marzo acababa una gira por Alemania y se disponía a partir al festival de la isla de Rügen donde sus hijos planeaban dias de playa en el Báltico pero llegó la sorpresiva cuarentena a raiz de la pandemia. Ni corto ni perezoso, varado en su casa de Berlin – donde vive desde el 2016 no lejos de la villa original de sus abuelos maternos en Dahlem – decidió aportar su grano de arena inspirándose en otros colegas que usan el internet como medio alternativo en esta emergencia mundial. Preocupado por la calidad del sonido, talón de Aquiles del asunto, recurrió a expertos que armaron en su living una pequeña maravilla dando lugar al asombro de todos y de el mismo al registrarse mas de dos millones y medio de espectadores fascinados con el ciclo de 34 programas que concluyó el 4 de mayo, estará disponible hasta julio online y lleva sugerente titulo HOPE@HOME.

El cóctel diseñado por Hope – con la colaboración del pianista Christoph Israel – es resultado de una alquimia que conjura experiencia y saber con el buen gusto; no hay traspiés ni dudas, es informal e informativo, no es edulcorado ni complaciente, no hay barreras ni géneros, sólo buena música que satisface por igual a conocedores y recién llegados, la elección del programa sorprende por su solidez, variedad y calidad, es un producto redondo a la medida justa (no mas de cuarenta minutos cada sesión) guiado por la cálida voz, presencia y violín del dueño de casa. 

Y los invitados, qué invitados. Hope convocó a monstruos sagrados de la música residentes en Berlin y a otros que se quedaron varados. Por su living desfilan directores como Vladimir Jurowski, Simon Rattle (y su mujer Magdalena Kozena cantando Debussy y Brahms), Donald Runnicles al piano, Christian Thielemann recitando, los puestitas Barry Kosky o Robert Wilson leyendo poesia- Stefan Zweig y Rudyard Kipling a propósito de Korngold-, el actor Daniel Brühl en español recitando Garcia Lorca y un texto tanguero (con Hope interpretando Astor Piazzolla como los dioses), Beethoven por el pianista Sebastian Knauer, Bach y Brahms por Matthias Goerne, el trompetista Till Brönner, la reina del soul Joy Denalane (y su marido, el rapero Max Herre), los espléndidos solistas de la filarmónica berlinesa Sarah Willis, Andreas Ottensamer, Albrecth Mayer y Amihai Grosz, el irónico Max Raabe adalid del cancionero franco-alemán de los años 30-40, Colin Rich en un genuino Amazing Grace, un estreno con su amigo Max Richter y una constelación de artistas, más anécdotas e intervenciones desde otros rincones del planeta que conforman una oferta adictiva e irresistible.

 


Sin soñar con el alcance que obtendría, Hope convirtió su living como ecléctico punto de encuentro a la manera de un salon de la Belle Epoque transformado ahora en improvisada ventana al mundo, suerte de ecuación al revés gracias al distanciamento supo acortar distancias. Otra vez, la necesidad ha sido la madre de la creación, otra vez la propuesta de este visionario es señera. A punto de cerrar el ciclo la policía tocó a la puerta. Cual sería su sorpresa que no venían a multarlo por quejas de vecinos sino a entregarle un video que policías músicos habían grabado inspirados por su “Hope@Home”.

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