Caffarelli: yo, el mejor (y peor) de todos

V 5333_COVER_6 mai.indd

En la lección de música de El barbero de Sevilla, el vejete Don Bartolo – perdón, Doctor Bartolo – protesta  “La música en mi tiempo era otra cosa, como cuando por ejemplo cantaba Caffariello…”. El insufrible tutor de Rosina se refiere al mismísimo Caffarelli,  humildemente nacido como Gaetano Marjorano en Puglia y que víctima del cuchillo impío, su mecenas Caffaro – de ahí el nombre – y su maestro Nicola Porpora se convirtió en estrella del por entonces rock del setecientos. Il castrato Caffariello, o simplemente Caffarelli, no sólo hizo furor sino que enfureció a mas de uno.

Un contemporáneo, coterráneo y casualmente también discípulo de Porpora le pondría los nervios de punta, el adorado Farinelli, a la postre su rival. Gaetano – perdón, Caffarelli – no necesitaba mucho para engranar como un gallo de riña, sus pataletas y soberbia le acarreraron tanta o igual celebridad que su canto, en aras del que todos sus arranques y desplantes fueron tolerados por el rey Carlos III de España y su corte napolitana. El carácter opuesto de Farinelli no le presentó batalla, mas que rival lo consideró colega y hasta lo invitó a cantar en la corte española; quizá por eso, la sangre nunca llegó al rio. Donde Caffarelli deslumbraba con sus acrobacias vocales, il ragazzo Farinelli derretía el corazón de sus fans, incluso en Londres – virtual reino del contralto Senesino – donde las impertinencias del otro enfant-terrible no fueron soportadas.

Extravagante y peleador, Caffarelli sumó éxitos con excesos, fue el mejor y “peor de todos”. No sólo competía con los caprichos de las prima-donnas, los superaba, llegó a humillar a mas de una, a batirse a duelo por otra y a insultar públicamente a una que osó rozarlo en escena. Por otro lado,  ya desde su debut a los dieciséis en la ópera Valdemarro de Domenico Sarro,  enloquecía al público, como referencia el aria Un cor che ben ama está incluída en el disco. El divo literalmente tomó posesión del flamante Teatro de San Carlo napolitano, por entonces la mas grande y espléndida casa de ópera europea con capacidad para tres mil espectadores, donde cantó nada menos que veintitrés personajes en siete temporadas.

En este marco, la irrupción del joven contratenor Franco Fagioli causa una impresión rotunda; ante su virtuosismo no se puede permanecer indiferente. Como Cecilia Bartoli – a quien tanto se parece – Vivica Genaux o la contralto Ewa Podles, provoca asombro o rechazo, algo que por otra parte siempre sucede con la aparición de un artista diferente. Hace una década, el argentino Fagioli, para más datos tucumano, ganaba el concurso Bertelsmann; nueve años han pasado desde su debut discográfico consolidándose en Europa con un ascenso imparable.

Típicas del período napolitano, en estas arias de tempesta e di furore , Fagioli demuestra su solidez, arrojo y un aire insolente que muestra la total consustanciación con el personaje que ilustra. En las tanto mas calmas, arias di sostenuto como Ebbi da te la vita de Hasse y Lieto cosí talvolta de Pergolesi, se aprecia una bienvenida introspección ante tanto fuego de artificio vocal que al cabo de un rato puede llegar a resultar tedioso y que alcanza su apoteosis en Odo il suono di tromba guerrera de Genaro Manna. Aportando la fiereza y sonoridad requeridas, Ricardo Minasi y la agrupación Il Pomo d’Oro son el acompañamiento perfecto. La cuidada presentación en formato libro y notas de Nicholas Clapton y Patrick Barbier contribuyen al atractivo de la entrega.

Si nunca sabremos como sonaban aquellos castrados que hicieron delirar a multitudes, el registro del último (Alessandro Moreschi) es el único, desvaído testimonio arqueológico, los contratenores de hoy proporcionan la cuota necesaria. Con treinta y dos años de edad, Fagioli representa la sangre nueva en esta segunda o tercera generación de contratenores que han logrado imponerse en el gusto musical en estos últimos tiempos, desde Drew Minter y Jochen Kowalski a David Daniels y Andreas Scholl.

Al mismo tiempo, Philippe Jaroussky lanza su cedé con las arias que Porpora le compuso a Farinelli, hecho que sugiere una incipiente guerra mediática entre contratenores que aunque mas gentil, evocaría a las batallas campales de los castrati. Por si esto fuera poco, en el medio se ubica el ascendente australiano David Hansen que en Rivales canta arias de los dos sumando las rivalidades de otros como Carestini, Bernacchi, Guadagni y Velluti. 

Una guerra que, a diferencia de otras, sacará chispas de asombro y deleite, y que en marzo del 2014 llegará a Miami, cuando Reggie Mobley y Seraphic Fire, presenten su concierto «Arias de Farinelli». Otro motivo para conocer de antemano al rival del espectacular divo elocuentemente ilustrado por Fagioli.

*ARIAS FOR CAFFARELLI, FAGIOLI, MINASI, NAÏVE V 5333