Ni Willis, ni Sorensen, sino Rachel a secas

Rachel_Cover_Embargo_FEB18-1

Debutante en el MET a los 26 luego de ganar el certamen metropolitano, ahora con 38 años y una impresionante carta de presentación tanto en actuaciones como repertorio, la llegada de Rachel Willis-Sorensen al otrora y aún ansiado debut discográfico solista es motivo de festejo y también reflexión. Parece mentira que estar frente a un disco “normal” por una soprano “normal” hoy resulte “excepcional”; en ambos aspectos por que muy pocos se animan con un programa tan comprometido (y en instancias trillado) abordado por una cantante poseedora de medios tan formidables como Willis Sorensen o “Rachel” a secas como titula el compacto.

Ni Elsa o Eva, ni la Mariscala o Ariadne, ni Elettra o Fiordiligi ni las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss – que cantará en el Colón porteño el 17 de julio en su debut sudamericano – asentadas firmemente en su repertorio sino un amplia panorámica de heroínas capaces de convencer al mas exigente de que se está frente a una nueva estrella del firmamento lírico. Auténtica jügendlich-dramatish, Rachel emerge indemne, diríase impecable, del desafío, uno que afortunadamente para la vieja guardia de la ópera no trae trucos ni ardides extra musicales o mediáticos sino una sucesión de arias para “aprobar el examen” con resultados altamente satisfactorios, sólo se extraña un toque mas personal, por lo demás, soberbio.

En la presente grabación, Willis-Sorensen emerge como una voz importante capaz de acometer el mas amplio repertorio, quizá un problema en el futuro cercano si se excede en asignaciones con las temidas consecuencias del caso. Una voz con un toque de Fleming abordando la canción a la luna de Rusalka con notable aplomo, al igual que un toque de Sutherland en las dos grandes arias de Donna Anna mozartiana, papel en el que descolla con una entrega límpida añadiendo la justa dosis dramática. Asimismo la soprano australiana – y su compatriota la norteamericana June Anderson – vuelve a evocarse lejanamente en el Sempe libera de La traviata. Rachel se enfrenta decidida a la Desdémona del Otello verdiano y la Helene de Les vepres siciliennes, exquisita en Ami le coeur d’Helene. Quizás sorprenda la inclusión de Mimi, en duo con nada menos que Jonas Kaufmann, y la Vilja-Lied, obvio bombón como bis del álbum que antes ha entregado el Tacea la notte de Leonora en Trovatore coronado con una nota infinita rivalizando con la orquesta del Carlo Felice genovés bajo la batuta de Frederic Chaslin.

En síntesis, una recién llegada que viene con una valiosa década de experiencia escénica para instalarse como una de las sopranos «todo terreno»  preeminentes de la nueva generación demostrándolo en este compacto y un recital también apropiado para aquellos recién llegados a la ópera. 

* Rachel, Rachel Willis-Sørensen (soprano), Chaslin, SONY CLASSICAL 19439968352