Terezín: un viaje doloroso e impostergable

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“Ah, la música… desde la primera nota penetra en el alma, nos evade de este mundo” suspira Alice Herz-Sommer(*), la pianista que a los 110 años es la sobreviviente mas vieja del Holocausto e indiscutible alma del excepcional documental Refugio en la música de Dorothee Binding y Benedict Mirow. Desde su apartamento en Londres, esta mujer que conoció a Franz Kafka y Gustav Mahler y desde Terezin, el guitarrista Coco Schumann regresando al lugar donde evadió la muerte protagonizan junto al violinista Daniel Hope este viaje imprescindible donde la música fue y sigue siendo el único refugio.

El instrumentista británico se ha ocupado de llevar al video el trabajo que Anne Sofie von Otter inició hace una década al registrar la música compuesta en Terezin y que contó con el concurso del distinguido barítono alemán Christian Gerhaher y su habitual acompañante, el pianista sueco Bengt Forsberg. La tarea tiene especial significado para la mezzosoprano sueca cuyo padre, el barón Göran von Otter, a raíz de un encuentro fortuito con el oficial de la SS Kurt Gerstein se enteró y denunció las atrocidades del régimen nazi ante el gobierno de Suecia mientras se desempeñaba como diplomático en el Berlin de 1940. Sus informes fueron convenientemente acallados y mas de medio siglo después la cantante no sólo incorpora un legado artístico vital al repertorio sino que también cumple consigo misma con este tributo a la memoria de su padre. En todo sentido, este Refugio llega como espejo del poder curativo de la música. 

Vale recordar que a fines del siglo XX, en pleno apogeo del disco compacto, el productor Michael Haas trajo el literal redescubrimiento de la Entartete Musik, aquella música tachada de degenerada por los nazis, en el sello DECCA. Colección inmensa, verdaderamente histórica que puso en el tapete obras desconocidas ahora se enriquece con este aporte que llega  como impensada conclusión.

El DVD consta de dos partes a cual mas fascinante. La primera es un viaje de los intérpretes a la fortaleza medieval que a sesenta kilómetros de Praga funcionó como primer destino de la intelectualidad judía de Bohemia y Moravia y que, en el colmo del cinismo nazi, fue mostrado como “campo modelo” de las buenas intenciones del régimen. Por allí pasaron más de 100,000 personas cuyo destino final fue Auschwitz.  Obligado por las autoridades, este “vergel” – Bad Theresienstadt –  donde murieron 34,000 seres humanos fue filmado por Kurt Gerron y luego diseminado como propaganda ante el resto del mundo para mostrar las ventajas del traslado al este de la población judía. Hope, Gerhaher, Forsberg, von Otter y el bandoneonista Bebe Risenfors recorren las barracas, recitan, comparten sus impresiones en una atmósfera que impacta y conmueve. No hay el más mínimo viso de sentimentalismo sino respetuosa congoja frente al destino de colegas, en primera instancia, prójimos.

La segunda parte es el concierto propiamente dicho celebrado en la Academia de Bellas Artes de Baviera en Munich. Musicalmente soberbio, el respeto y seriedad hacia el material al igual que su presentación y enfoque es absolutamente ejemplar; otra faceta que contribuye a una visión obligatoria. Obviamente es un viaje doloroso pero necesario en vista de la calidad de tanta música originada en constantes situaciones límites, testimonio irrefutable del espíritu humano. Multifacético y completísimo, el programa quizás revive un recital en uno de los cabarets y teatros que funcionaban en Terezín donde se estrenaron óperas como Der Kaiser von Atlantis. No faltan los máximos compositores internados como Pavel Haas, Viktor Ullmann, Hans Krása y Erwin Schulhoff y su Sonata para piano y violín en notable lectura de Hope y Forsberg quien se encarga de la Suite Reminiscencias para piano de Karel Berman. La serenata de Robert Dauer es otro highlight.

Anne Sofie von Otter conduce y explica cada instancia del programa además de abrir y concluir el recital con las canciones de Ilse Weber (1903-1944), la poeta que marchó a las cámaras de gas acompañando a los niños enfermos que cuidaba, entre ellos su hijo. Su Wiegala es una canción de cuna estremecedora que permanece indeleble en quien la escucha. Canciones anónimas, la Marcha de Terezin de Karel Svenk, la Canción de los dos bueyes de Martin Roman, Un niño judío de Carlo Taube (1897-1944) completan la entrega que finaliza con un bis optimista: Estoy seguro de que te volveré a ver de Adolf Strauss (1902-1944).

Una felicitación a sus valientes intérpretes por el armado minucioso e impecable de un documento que reconfirma ese refugio y manantial esencial, agua que lava, que hasta puede cerrar heridas incurables: la música. 

* REFUGE IN MUSIC-DG 00440 073 5077. DVD (documental 58 minutos + concierto 105 minutos)

(*) Alice Herz murió el 24 de febrero de 2014.